Cat Tree House. Arquitectura a través de los ojos de mascotas felinasEl proyecto Cat Tree House se encuentra en Kamakura, una ciudad repleta de historia y exuberante vegetación, ubicada aproximadamente a una hora del centro de Tokio. Una edificación diseñada para ofrecer residencia a una pareja en su treintena y sus dos gatos
En Japón hay diez veces más gatos domésticos que bebés recién nacidos. Actualmente, es uno de los países que envejecen más rápidamente y donde existe un creciente interés por la terapia con animales. Es por ello que nace la curiosidad del estudio de arquitectura Tan Yamanouchi & AWGL por considerar seriamente la vida con estas mascotas desde la perspectiva de un arquitecto ya que, para los gatos, la casa en la que habitan es todo su mundo.
Deseando aprender a diseñar una casa desde la perspectiva de sus queridos felinos, el arquitecto y propietario de esta increíble vivienda, Tan Yamanouchi decidió considerar a sus dos mascotas como sus clientes. Habiendo vivido con ellos durante diez años, sus costumbres y preferencias fueron tomadas como direcciones y conceptos para el diseño.
Las peticiones de los gatos se podrían dividir a grandes rasgos en tres categorías: la primera era poder elegir su nivel de temperatura preferido. Debido a que estos pueden sentir las diferencias de temperatura a través de las diferentes alturas más fácilmente que los humanos, les gusta moverse a lo largo del día eligiendo su lugar de preferencia. El segundo era poder estar en la misma habitación que sus familiares, pero manteniendo las distancias. Y por último, la tercera petición fue tener múltiples opciones de lugares donde pudieran sentirse seguros.
La edificación consta de dos volúmenes en forma de L, cada uno con una cubierta inclinada en diferentes ángulos. Al entrelazar los dos volúmenes, fue creada una forma básica que simplifica la construcción y que se integra con el terreno montañoso de Kamakura pero, al mismo tiempo, evita ser una tipología de casa convencional.
Teniendo en cuenta la preferencia de los gatos por moverse por diferentes espacios y alturas, la casa fue concebida como una gran escalera de caracol, la cual rodea un atrio en el centro del espacio con iluminación natural cenital. La luz natural que brilla a través del tragaluz ilumina cada paso de la escalera a lo largo del día así como la zona central donde encontramos el area de cocina y sala de estar.
La escalera de caracol fue diseñada para permitir a los habitantes ver la vivienda al completo desde cualquier lugar sin obstrucción en la línea de visión.
Las contrahuellas de los peldaños fueron diseñadas en base a las medidas corporales de los gatos, lo que resultó en un total de 23 niveles diferentes distribuidos entre dos alturas. De este modo, toda la casa se divide en finas capas de temperatura, las cuales son recorridas por los felinos durante todo el día.
En cada rincón de la escalera encontramos un dormitorio, una habitación de invitados, un estudio, una cocina, un comedor y un baño. Al tratarse tanto del estudio de un arquitecto como de una casa, inevitablemente tiene invitados constantes, es por ello que cada habitación funciona como escondite para los gatos.
En la pared construida a lo largo de los escalones en espiral, encontramos también una estantería en estructura voladiza, transformando la escalera en una biblioteca en diferentes niveles.
El diseño de los pasamanos implementados para la prevención de caídas se inspiró en las vistas de las montañas de Kamakura. El delicado accesorio de acero inoxidable fue elaborado por expertos herreros artesanos.
Según explica Tan Yamanouchi, la vista de los gatos mirando por la ventana es un espectáculo que mejora el paisaje del barrio. Es por ello que la ubicación y la altura de las ventanas fue diseñada meticulosamente, para que los transeúntes y visitantes puedan apreciar la adorable vista de los gatos como parte del exterior arquitectónico y del paisaje.
La estructura de la escalera se inspiró en el Tamasudare, una pantalla hecha de palos de bambú ligeramente tejidos usada en actuaciones callejeras tradicionales japonesas, donde los artistas la giran, doblan y extienden, para conseguir interesantes formas. En este proyecto, la interesante estructura de la escalera está expuesta para acentuar el espacio abierto del techo y además aportar un toque de interés visual al espacio.
Para responder al ambiente altamente húmedo de la ciudad de Kamakura, el nivel del suelo estándar se establece a un metro por encima del nivel del suelo, creando un espacio de amortiguación entre la base de la edificación y el suelo. En este espacio se introduce el aire exterior y se colocan tuberías de agua caliente para la calefacción por suelo radiante. Creando de esta manera un buffer de control de temperatura y humedad natural.
Respondiendo al pintoresco paisaje de Kamakura, el diseño del jardín se dividió en dos zonas. La primera zona es el acceso principal, la cual conduce a la entrada y al jardín que da a la calle adyacente. Y la segunda, es la zona de la terraza, que incluye unos bellos escalones de madera y un huerto, rodeado por un muro de 1,8 metros de altura en la parte trasera del edificio.
Para crear un jardín bien integrado con el entorno, fue diseñada minuciosamente una paleta de colores vegetal que toma en consideración las 80 especies de plantas autóctonas. El número de especies de la flora local fue reducido considerablemente hasta conseguir una selección ideal que añade una interesante composición al exterior de la vivienda.
En la zona de la terraza fueron plantadas aproximadamente 20 especies de hierbas comestibles que da servicio a la cocina. El flexible espacio exterior cubierto con virutas de madera aromáticas también ofrece un lugar para sentarse y disfrutar del aire libre, e incluso disfrutar de una comida al fresco.
Texto e imágenes cortesía de Tan Yamanouchi
Edición por MariaJosé Sanz desde Yokohama
