Restaurante con identidad única en la costa de Mallorca. Arquitecto Vicenç MuletUn espacio elegante y luminoso con ambientes diferenciados que permiten disfrutar de las vistas al mar gracias a su ubicación en la Marina de Cala D’Or. Un magnífico diseño que respira el glamour de lo los años 50 con una paleta de materiales muy mediterráneos gracias a VMA, un estudio de arquitectura con un lenguaje muy propio, fruto de su vertiente artística que dota a sus proyectos de una personalidad única.
El proyecto lleva por nombre Sa Llotja y fue un encargo de la empresa Grupo Restauración, se trataba de crear un restaurante dentro de un espacio rectangular de 250 metros cuadrados, una estructura muy alargada y profunda, aparentemente sin ningún atractivo, a pesar de que el local goza de una magnífica ubicación a primera línea de mar.
El reto del diseño era crear atmósferas diferenciadas en las que poder disfrutar de las vistas desde diferentes posiciones y dotar al restaurante de una identidad propia, huyendo de soluciones franquicia.
Como primera solución se elevó parte del local para lograr una amplia visual al mar, de manera que todos los clientes pudieran verlo desde cualquier mesa en la que estuvieran situados. Además, se trabajó con un gran espejo en el fondo del restaurante, para que también pudieran disfrutar de las vistas las personas que se encontrasen de espaldas a estas.
El resultado, espacios elevados que rompen con la imagen de una gran sala, rectangular y llena de mesas, proporcionando un ambiente mucho más íntimo y agradable.
Para dotar de identidad al restaurante, se creó una acción escultórica específica para el proyecto cuyo resultado fue el diseño de dos esculturas que dialogan entre ellas creando una tensión visual. Dichas esculturas, fabricadas con latón, nacen de un trabajo artístico que desarrolla Vicenç Mulet desde hace años partiendo de la contemplación del movimiento de la Posidonia, planta acuática característica del Mediterráneo, muy necesaria para conservar la calidad de las aguas marinas y que actualmente se encuentra amenazada.
La estética de la década de los 50, los colores propios del Mediterráneo y la funcionalidad, para el desarrollo de un restaurante de grandes dimensiones, fueron elementos presentes en la conceptualización del gran resultado final.
En cuanto a los materiales y texturas, se introduce el latón como elemento noble y con capacidad de reflexión, la cerámica de color verde azulada en forma de escamas y la madera maciza de castaño. La gama cromática que proyecta cada material, incluida la selección de mobiliario, genera una atmósfera característica de un restaurante cercano al mar y con una elegancia propia, sin utilizar excesivos recursos.
La terraza de 250 metros cuadrados, situada al mismo nivel que la zona del comedor, se encuentra separada de ella únicamente por unas grandes cristaleras que otorgan continuidad a espacios interiores y exteriores.
En cuanto a la distribución de las zonas de la terraza, esta tiene distintos tratamientos en el mobiliario y en las diferentes maneras de congregarse. Al estar separadas por espacios ajardinados, esta excelente solución consigue que una terraza de grandes dimensiones pueda ser percibida como ambientes diferenciados.
