Después de años de transformaciones legales, fue turno de los arquitectos de responder a las necesidades de justicia y transparencia
Pátzcuaro es una ciudad ubicada en el centro del estado de Michoacán, región localizada a unas 4 horas de distancia desde la Ciudad de México. Es también el lugar en el que después de trabajar en rehabilitación e intervención de inmuebles patrimoniales, el despacho Taller de Arquitectura, liderado en ese entonces por Mauricio Rocha y Gabriela Carrillo, incursionó en un proyecto de la nueva sede del poder judicial de la ciudad.
A partir de cambios legales relacionados con la transformación profunda del sistema legal, llegó el turno de los arquitectos de participar y materializar los nuevos requerimientos jurídicos de impartición de justicia.

Para Rocha y Carrillo el objetivo del proyecto no se limitaba a replicar el modelo que venía repitiéndose en otras ciudades, sino infundir una sensación de transparencia y seguridad de la que Michoacán en particular históricamente ha carecido.

Además cabe señalar que más que un espacio acabado, la nueva sede debería tener un carácter de transición, es decir, a falta de una completa implementación de los cambios legales, el lugar también debería ser lo suficientemente flexible como para que parte de estos cambios se llevaran a cabo en su interior una vez construido.

Por lo tanto, la solución lógica fue una serie de espacios rectangulares que lidiaran con la topografía en pendiente y que operaran de manera independiente al perímetro del proyecto, de manera que fueran abiertos y adaptables para recibir las paulatinas transformaciones.

El muro perimetral de piedra tiene una estética y materialidad similar a la de una muralla medieval. La compartimentación del espacio interior a su vez recuerda a la de la ciudad al centro de una fortaleza, un símbolo de poder presente desde hace mucho tiempo.

Sin embargo por fuera y a la distancia dicha muralla adquiere un carácter paisajístico que convive con el contexto rural de los alrededores, y sobre todo con las ruinas presentes en el sitio arqueológico de Las Yácatas, ubicado aproximadamente a 10 km de los Juzgados.

Como resultado de tener un límite circular fijo y una retícula en el interior, se crean espacios intermedios que son aprovechados como jardines y patios permitiendo la entrada de luz y la correcta ventilación.

Los materiales usados son provenientes de la zona e intervienen en la expresividad de las cubiertas de teja, el muro perimetral de piedra y los grandes planos de madera y ladrillo.

Finalmente la definición y control en las circulaciones fueron un aspecto primordial, dada la vocación judicial del proyecto, así como la seguridad y las posibles restricciones a la libertad que podrían experimentar las personas. En resumen tanto los jueces, como los prisioneros y el público en general deberían estar siempre separados y nunca cruzarse en el camino.

Más allá de la ejecución de los Juzgados de Pátzcuaro, el proyecto también permite preguntarse sobre como desde la arquitectura es posible aproximarse a cambios legales que aparentemente no están directamente relacionados con la profesión, es decir, usar las leyes como materia prima para pensar una obra.
Taller de Arquitectura
Fotografías de Onnis Luque
Juzgados de Pátzcuaro: las leyes como materia prima de arquitectura









