Las ventanas son el punto de la arquitectura más sensible a los cambios de temperatura. Las ventanas son necesarias para la entrada de luz y ventilación pero son el sitio de rotura del aislamiento térmico de las fachadas. Os presentamos la tecnología de la ventana refrigerada que se inspira en modelos biológicos de disipación de calor, para solucionar este problema de pérdida o entrada de calor. Muy interesante y a tener en cuenta por todos los arquitectos.
Tradicionalmente la arquitectura estaba basada en gruesos muros y paredes encaladas pero con huecos de pequeñas dimensiones en los que la entrada de luz era escasa aunque con un excelente comportamiento ante el calor. En la actualidad la dimensiones de estos huecos es muy superior pero nos tenemos que enfrentar a la problemática de la entrada de calor en verano y el frio en invierno lo que produce una alta demanda de energía que se trasforma en una factura energética desorbitada.
En el Wyss Institute for Biologically Inspired Engineering de la Universidad de Harvard, están estudiando una manera de permitir la entrada de la luz sin la entrada desmesurada de calor del sol en el interior de las viviendas. Las investigaciones se están centrando en la imitación de la regulación térmica de la piel.
“[…] los vasos sanguíneos bajo la piel son muy sensibles a la temperatura. Cuando ésta sube, los capilares se dilatan, aumentando la cantidad de sangre que circula por ellos y favoreciendo la evacuación de calor hacia afuera, bajando así la temperatura interna.
Tomando este ejemplo han diseñado unos paneles de cristal que incorporan unos canales milimétricos por donde circula agua fría que ayuda a la disipación del calor hacia el exterior. Los canales se marcan en una fina capa de silicona que se fija sobre el cristal que compone la ventana.
El agua fría fluye por la superficie de la ventana que está caliente eliminando esta energía térmica. Con tan sola la utilización de 200 mililitros de agua la temperatura de la superficie acristalada puede bajar 8 grados.
El sistema necesitará de consumo eléctrico para hacer circular el agua por los canales pero con un consumo menor que un sistema de climatización por aire acondicionado.
Los estudios aún están pendientes del cálculo exacto del ahorro energético que supondría su implantación en un edificio, pero los primeros datos son prometedores.