El edificio de apartamentos Kitasenzoku se inspira en el modelo de Silicon Valley, un proyecto que se centra en las relaciones interpersonales creadas a través de la convivencia y cercanía de estudiantes universitarios, empresas y el propio entorno urbano
El proyecto Kitasenzoku se encuentra dentro del distrito comercial de Ota, cerca del Instituto de Tecnología de Tokio. Un complejo arquitectónico compuesto por un espacio de oficinas, viviendas de uso compartido, destinadas a servir como residencia estudiantil, y residencias para el personal de la empresa del cliente del proyecto.
El vestíbulo de entrada, diseñado bajo las premisas de concepto abierto, deja lugar a un espacio flexible que puede servir como área de conferencias para los estudiantes, o incluso como un espacio informal para los residentes del barrio. Un ambiente creado a modo de extensión urbana, equipado con bancos, luces y vegetación para crear una atmósfera relajada y acogedora. El acabado de pintura de pizarra en algunas de las paredes permite dibujar y escribir, promoviendo discusiones informales y diarias entre estudiantes y miembros del personal.
La morfología del edificio es el resultado de los cálculos realizados bajo las regulaciones de retroceso y proyección de sombras, mientras que el volumen del edificio se definió mediante las áreas y espacios necesarios para las residencias y los usuarios; como resultado, los balcones se encuentran en el espacio vacío entre esos dos criterios de diseño tridimensional.
Debido a que este edificio tiene un volumen prominente dentro del vecindario circundante, no hay una parte frontal o trasera claramente distinguible del edificio. Tomoyuki Kurokawa Architects consigue que la edificación destaque notablemente en su entorno urbano sin ser un obstáculo visual a través de un diseño minimalista y asimétrico, con una gran sensación de conexión creada a través de las aberturas en todas las fachadas del volumen.
La filosofía seguida en la morfología de la estructura del proyecto, se traduce de la misma manera en sus interiores, los cuales destacan por la sencillez a través de superficies blancas lisas, juego entre volumen y vacio, así como la combinación de materiales puros como la madera y el hormigón que favorecen al atractivo de las formas mientras aportan carácter y calidez a los espacios.
Sin duda, un proyecto arquitectónico que puede convertirse en un referente para universidades y compañías que apuesten por un futuro de colaboración nuevos sistemas de trabajo.
Escrito por María José Sanz desde YOKOHAMA
Fotografía de Takumi Ota