Spectre, la última película de James Bond, viene cargada de destacadas y exóticas localizaciones de rodaje como ya es habitual en cada entrega de la saga.
©Metro-Goldwyn-Mayer
Con 007 nos podemos trasladar desde el desierto en Marruecos a las montañas heladas de Austria o del popular festival de México al glamour de Roma, sin olvidar el origen de la agencia, Inglaterra. Destacamos algunas de las arquitecturas y localiazciones que aparecen en el film:
MEXICO
La secuencia inicial de Spectre se desarrolla en la ciudad de México, alrededor del Zócalo y el Centro. La producción recreó un magnífico desfile del Día de Muertos, filmado en colaboración con grupos de folclore locales y más de 200 extras durante 15 días de rodaje.
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Con Daniel Craig en la pantalla, al fondo de la secuencia, se aprecia el Palacio de Minería de la Ciudad de México, diseñado y construido en 1813 por el escultor y arquitecto valenciano Manuel Tolsá, está considerado como el mejor exponente de la arquitectura neoclásica en México y como uno de los mejores ejemplos de esta corriente arquitectónica en el continente americano.
Ubicado en la calle de Tacuba frente a la plaza Manuel Tolsá, ha albergado diferentes usos a lo largo de su historia: Real Seminario de Minería, Universidad Nacional, Escuela de Ingenieros, Colegio de Minas e Instituto de Física. Actualmente es un museo que pertenece a la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
El Palacio de Minería fue uno de los primeros edificios diseñados para la enseñanza de la ingeniería y la metalurgia. Por ello, el edificio refleja en su sobria y elegante arquitectura de cuidadas proporciones, el ideal ilustrado de razón y orden para alcanzar el conocimiento. Se construye así en América, la primera institución orientada al desarrollo tecnológico.
En el interior destaca el patio, el Salón de Actos, la Antigua capilla de la Virgen de Guadalupe, así como sus fastuosas escalinatas, inmortalizadas por varios artistas y grabadores a lo largo de la historia.
AUSTRIA
El equipo de rodaje estuvo en el país filmando más de un mes. La primera escena nos mete de lleno en las frías aguas invernales del lago Altaussee mientras que la cabaña de madera se sitúa en el pueblo de Obertilliach.
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La carretera pavimentada más alta de Europa es protagonista de la persecución aire-tierra por la zona de los glaciares; comienza en el lujoso restaurante ICE Q que emula una clínica privada.
El pico del Gaislachkogl, con un impresionante Panorama de 360 grados, ha inspirado al arquitecto Johann Obermoser para diseñar un nuevo restaurante alpino a 3.054 metros de altitud. El concepto del proyecto parte de una escultura de cristal que recuerda a bloques de hielo apilados. Los elementos de construcción en voladizo y las amplias terrazas solares invitan a quedarse, llamando a presenciar la quietud del paisaje, sugiriendo una pausa de descanso.
El acceso al restaurante se realiza a través de un túnel, que permite refugiarse del clima y sirve de transición entre el interior y el exterior. En una planta superior al restaurante se emplaza un salón, una sala de conferencias y una amplia terraza. La cubierta de Ice-Q se usa como una plataforma panorámica de acceso libre, conectada al pico Gaislachkogl a través de un puente suspendido.
En el interior predominan los materiales locales: piedra natural extraída y cortada del propio glaciar, que pavimenta el acceso, maderas macizas no tratadas para revestimientos de paredes, suelos y techos, así como para los muebles, telas loden para cortinas y revestimiento de butacas y lana de cordero para alfombras. En el área del bar se ha empleado Black Inox, que emula a los antiguos fogones abiertos de los chalets tradicionales, cuyo humo oscurecía paredes y techos.
Fotografía de Markus Bstieler
La estructura permite una ventilación natural con un ajuste hidráulico tridimensional del edificio que evita cualquier conexión con el terreno, impidiendo la disipación de calor al subsuelo evitando las posibles alteraciones. El sótano tiene la forma de un cubo rígido de hormigón armado. Sobre el nivel del suelo se ha combinado una estructura de acero con pisos de vigas de madera laminada encolada mientras que para la fachada se ha elegido una construcción de travesaño y parteluz, envuelta por elementos de triple acristalamiento. El acristalamiento parcialmente esmaltado enmarca verticalmente las áreas del piso.
Fotografía de Markus Bstieler
ITALIA
Se produce la persecución de coches entre el Aston Martin DB10 y el Jaguar C-X75. Desde el Vaticano hasta márgenes del río Tiber en Roma, aparecen el Ponte Sant´Angelo, Ponte Mazzini y Ponte Sisto.
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A la afueras de Roma, la arquitectura racionalista del Museo de la Civilización Romana simulando un funeral junto a Monica Bellucci. Es un museo de Roma que presenta diversos aspectos de la civilización romana, incluyendo sus costumbres y tradiciones a través de una colección de estatuas, calcos de bajorrelieves, maquetas de edificios y reproducciones en plástico de grandes dimensiones. El Museo no alberga ninguna obra original, todas son reproducciones científicas de las obras auténticas.
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El proyecto, de 1939, fue diseñado por los arquitectos Pietro Aschieri, Cesare Pascoletti, Gino Peressutti y Domenico Bernardini. El edificio debería haber servido para una exposición que celebrara los triunfos del fascismo. Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1952, se terminó el edificio y pudo finalmente albergar el previsto Museo de la Civilización Romana.
El edificio se compone de dos cuerpos laterales formados por muros de toba unidos por un tercer cuerpo, formado por una columnata de travertino elevada. El rasgo más identificativo del proyecto es la ausencia total de ventanas lo que permite al visitante sumergirse emocionalmente en el pasado.
©Metro-Goldwyn-Mayer
Fotografías de Thomas Ebert, Markus Bstieler, Metro-Goldwyn-Mayer