La nueva y escultural oficina turística de Bressanone, ciudad situada en los Dolomitas, se inauguró en 2019 y es obra del estudio de arquitectura MoDus Architects formado por Sandy Attia y Matteo Scagnol
En 2019 se inauguró la nueva oficina de turismo de la ciudad de Bressanone, resultado de un concurso internacional que en 2016 ganó el estudio MoDus Architects .
La ciudad de Bressanone está situada en los Dolomitas, a medio camino entre Innsbruck y el Lago de Garda y es un importante centro de esquí. El emplazamiento del proyecto es una parcela triangular situada en las afueras del centro histórico y delante de los jardines del Palacio Episcopal del s. XIII. Se trata de un punto estratégico para recibir a los visitantes y turistas que llegan a la ciudad.
Desde el s.XIX, este lugar ha albergado una sucesión de pabellones dedicados a dar la bienvenida al municipio que han sido, uno tras otro, demolidos y reconstruidos nuevamente. Es por esto que los fundadores de MoDus Architects, Sandy Attia y Matteo Scagnol, se refieren a este hecho de forma crítica e irónica como una serie de “homicidios arquitectónicos premeditados”.
La última víctima de este sistema fue el anterior pabellón, construido en 1968, obra de Othmar Barth que fue un arquitecto local muy conocido y apreciado por su audacia y su capacidad de innovación en la cultura arquitectónica de la zona. El pabellón de Barth sustituyó una elegante construcción racionalista de los años 30 y éste, a su vez, una glorieta de 1875 con referencias a los Asburgo.
Es por este motivo que los arquitectos deciden honrar la memoria de los antiguos pabellones con pequeños guiños y referencias a éstos, como por ejemplo el gran voladizo que marca el ingreso al público o la transparencia y permeabilidad de la planta baja que conecta el edificio con el espacio urbano.
El proyecto busca enlazarse con el entorno a través de sus formas sinuosas y exóticas que se inspiran en las torres japonesa y china que marcan las esquinas de los jardines del Palacio Episcopal. Aunque el verdadero elemento del contexto que ha definido el diseño del proyecto es el gran árbol monumental existente en el emplazamiento, un plátano centenario. Los arquitectos deciden convertir el árbol en fundamento del proyecto y envolver el edificio alrededor de éste, representando un simbólico abrazo entre la arquitectura y la naturaleza y al mismo tiempo entablando un diálogo entre lo nuevo y lo preexistente.
Estas premisas son las que proporcionan al proyecto las raíces para implantarse en el lugar y dan como resultado un edificio de carácter escultural constituido por un conjunto de formas cóncavas y de esquinas afiladas. Las paredes toscas de hormigón abujardado imitan la corteza rugosa del plátano y lo acompañan hacia arriba enmarcando la copa del árbol.
Este nuevo objeto se coloca de puntillas sobre el suelo a través de 5 vanos arqueados que liberan la planta baja, zona que alberga la parte más pública del programa con los mostradores y las áreas para sentarse. El nivel superior, en cambio, tiene un carácter más privado y eso se refleja en la fachada mucho más opaca y enigmática, donde se sitúan las oficinas, las salas de reuniones y la cocina. Estos dos niveles principales y el pequeño sótano se conectan a través de una escalera de caracol.
Los muros continuos de las fachadas junto con las losas del forjado forman una estructura colaborativa en la que forma, fachada y estructura son lo mismo.
El edificio se ha convertido en una nueva puerta de acceso al centro histórico con nombre propio TreeHugger y se espera que sea también el catalizador que lleve la administración local a transformar esta zona de entrada a la ciudad en área peatonal. Con su abrazo, la nueva oficina de turismo de Bressanone recibe los visitantes y transeúntes en este equipamiento dedicado al intercambio de la cultura local.
MoDusArchitects
Escrito por Aina Pérez i Verge desde TURÍN
Fotografías de Oskar Da Riz