Bernat Llauradó Auquer, líder del despacho Tallerdarquitectura, es el artífice de «Butterfly», una vivienda unifamiliar enclavada en el entorno rural de Vilopriu, pequeño municipio de la comarca del Bajo Ampurdán, Gerona, Cataluña, donde, junto a Mònica Martí, encargada del trabajo paisajístico, ha creado un ejemplo de arquitectura biofílica, en conexión con la naturaleza y en perfecta armonía con el lugar
La vivienda, de 146 m2, se caracteriza por distribuir una serie de espacios que se intercalan entre pequeños patios debajo de una cubierta tipo «butterfly», característica de la arquitectura estadounidense de mediados del siglo XX, la cual, con sus generosos voladizos, responde perfectamente al clima de la región, protegiendo del inclemente sol del levante español.
La vivienda, desde el acceso principal, situado en el centro de uno de los laterales, fluye hacia los espacios públicos y privados de forma sinuosa gracias a la curvatura de los paramentos, que conducen al visitante, guiándolo en su recorrido por el interior.
Todas las estancias se inundan de luz natural gracias a los grandes ventanales que se abren en toda la envolvente vertical, que garantizan además una ventilación natural cruzada en la época estival, sin riesgo de sobrecalentamiento por incidencia solar gracias a la sombra arrojada de la cubierta.
A su vez, permiten una relación visual constante con los elementos vegetales que pueblan la parcela, rodeando por completo la vivienda.
Esa conexión con lo natural queda reforzada por la materialidad escogida, con zócalos y elementos de piedra natural, que contrastan en textura, color y dureza con la madera, protagonista de la cubierta, la carpintería y algunos acabados interiores. Los elementos naturales también contrastan con otros acabados fríos, como el pavimento de cemento pulido.
La vivienda destaca además por su bajo consumo energético, gracias a la eficiente envolvente y los medios pasivos tenidos en cuenta para su climatización en las diferentes épocas del año. Además, la vegetación juega un papel importante, además de paisajístico. El arbolado de gran porte y del parterre proporcionan sombra y frescura en la época estival, permitiendo pasar el sol durante el invierno al escoger especies de hoja caduca.
El mismo efecto produce la pérgola situada en la terraza principal.
Por otro lado, las jardineras situadas junto a las ventanas, que albergan plantas aromáticas y decorativas, mejoran la calidad del aire circundante, mientras que la valla arbustiva crea una barrera vegetal que garantiza la intimidad de la vivienda.
Por último, y en contraste con el pavimento interior, el suelo exterior se encuentra mínimamente pavimentado, apostando por suelos permeables que combinan tipologías vegetales con tierra o grava.
Imágenes de Adrià Goula
Arquitectura+Paisaje = «Butterfly»









