Círculo Azul: homenaje a la célebre silla portuguesaLa instalación artística de Diogo Aguiar Studio, comisariada por la plataforma de intervención artística Mistaker Maker, persigue la puesta en valor tanto del entorno natural como del patrimonio industrial
En homenaje al centenario de la empresa Adico, responsable de la fabricación de la silla portuguesa, Diogo Aguiar Studio fue invitado a realizar una obra artística en el Parque Municipal de Antuã en Estarreja, ciudad portuguesa en el distrito de Aveiro. Adico es la fábrica de mobiliario metálico más antigua del país vecino y funciona desde el año 1920. El arte permite contar la historia de la empresa que se encuentra detrás de la reconocida silla de diseño industrial, redefiniendo su génesis.
Las sillas, un objeto cotidiano muy representativo del diseño, las capacidades materiales, las voluntades, deseos y aspiraciones de una época. Sentarse a leer, a esperar, a conversas, a la mesa o a ser ajusticiado. Hasta el modo en que nos sentamos habla de nuestra personalidad y estado anímico.
Portugal tiene su silla icono. Comenzó a fabricarse en los años 30 y probablemente, no hay ninguna posadera portuguesa que no se haya sentado en una de estas sillas. Un diseño industrial de líneas simples en acero plegado, resistente, apilable, duradera, económica, atemporal. Como todo lo moderno, tiene aires bauhanianos. La reconocerás por el trazo poco convencional de las patas traseras y el asiento inclinado y podrás encontrarla en la terraza de tu bar favorito, esperando por ti. Recientemente, una minoría de taberneros con visión cortoplacistas la han reemplazado por una barata del catálogo de la conocida marca sueca, una pena. A pesar de todo la silla portuguesa goza de salud, y actualmente se exporta a más de 50 países.
La instalación de Diogo Aguiar, “Círculo azul” invita a sentarse solo, con amigos, o con cualquiera que pase por allí. Jueces del paisaje apoltronados en el azul armónico. Dijo Klein que “el azul es lo invisible haciéndose visible”; esta instalación nos ofrece una nueva mirada, más alta, más intencionada. Se favorece la vista y nos posiciona sobre el entorno. De lejos, un pabellón inserido en el paisaje con una silla que se desmaterializa gracias al recurso de la repetición. Una diana en el paraje. De cerca, constituye un equipamiento para la comunidad ultrapasando el mero tributo artístico. Posibilita nuevos diálogos sobre quienes fuimos y seremos.
Escrito por Cristina Pino desde OPORTO
Fotografías de Fernando Guerra
