Las 21 propuestas portuguesas que aspiran obtener el galardón Mies van der Rohe revelan el curso de la producción arquitectónica en el país vecino
Cada dos años, el galardón que conceden la Comisión Europea y la Fundació Mies van der Rohe de Barcelona, selecciona las obras contemporáneas más sobresalientes del continente. Especialistas europeos independientes, asociaciones nacionales y el comité del consultor del premio nominaron en total 449 proyectos, 19 están construidos en Portugal (incluyendo un proyecto de autoría extranjera), y 2 tienen firma lusa, pero están construidas fuera del país.
Tipografia do Conto, Pedra Líquida. Fotografía de Fernando Guerra
Centro de Artes do Carnaval, José Neves. Fotografía de Paulo Catrica
Casa Atelier, Inês Lobo. Fotografía de Leonardo Finotti
En esta primera ronda de nominados España encabeza el listado de candidaturas, seguida por Francia, Alemania y Bélgica. Con motivo de la situación pandémica global, la selección ha sido dividida en 2 fases y sólo en septiembre se conocerá el total de las obras escogidas.
El premio, que se concedió por primera vez al arquitecto Álvaro Siza en el año 1988, se enfrenta en esta edición a un contexto social, político y económico tremendamente sensible. En un momento en el que más que nunca se está midiendo la capacidad de respuesta de la Unión Europea como organismo ante la crisis sanitaria, con restricciones de movilidad transfronterizas, negociaciones de planes de ayuda y polémicas sobre patentes, cobra especial significado este galardón. Un premio que nace con la vocación de poner el foco sobre la contribución de los arquitectos europeos al desarrollo de nuevas ideas y tecnologías. Que pretende visibilizar lo que se desarrolla en distintos puntos del continente estimulando la circulación de conocimiento y de profesionales.
Pavilion House, Diogo Aguiar, Andreia Garcia. Fotografía de Fernando Guerra
Junto a nombres ya más que consagrados como Álvaro Siza, Aires Mateus, João Mendes Ribeiro o Carrilho da Graça, aparecen otros que cada vez nos son más familiares. Una hornada de arquitectos, con trayectorias académicas diferentes y abordajes muy diversos. Es sencillo establecer conexiones intergeneracionales entre los nominados, mentores y aprendices optando al mismo galardón, ratificando que el conocimiento es acumulativo, que la producción artística es un bien colectivo. No se reconoce un estilo común pero sí existe una metodología compartida. Está en el ADN de la arquitectura portuguesa adaptarse y construir lo mejor que se puede con los medios al alcance.
Casa no Castanheiro, João Mendes Ribeiro. Fotografía de José Campos
Complesso Residenziale a Gallarate, Álvaro Siza, COR Arquitectos. Fotografía de Francesca Ióvene
Six Houses and a Garden, Fala. Fotografía de Ricardo Loureiro
En un mundo globalizado, donde las modas se difunden vertiginosamente gracias a algoritmos que orientan aspiraciones, produce cierto placer consultar el elenco de aspirantes al premio y reconocer las diferencias, detectar las “maneras portuguesas” que se revelan en ese listado de nombres y nacionalidades. El universo arquitectónico luso goza de buena salud y hay mucho talento emergente aportando nuevas miradas.
Fala, Álvaro Siza, COR Arquitectos, João Mendes Ribeiro, Diogo Aguiar, Andreia Garcia, Inês Lobo, Pedra Líquida, José Neves
Escrito por Cristina Pino desde OPORTO
Fotografías de Nelson Garrido, Paulo Catrica, Fernando Guerra, Leonardo Finotti, José Campos, Francesca Ióvene, Ricardo Loureiro