Museo y Centro de visitantes Volubilis, está ubicado en el sitio arqueológico Volubilis (وليلي Walili) que nos recuerda el paso de Roma por esta región, este proyecto busca realzar el significado histórico y simbólico de este sitio que está considerado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuenta con los restos romanos (foro, arco, templos, mosaicos) mejor conservados del norte de África
Ubicado dentro del sitio arqueológico más visitado del Reino de Marruecos, este proyecto busca mejorar la importancia histórica y simbólica de este inigualable lugar que forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. El sitio es un ejemplo excepcionalmente bien conservado de una antigua ciudad colonial romana y uno de varios emplazamientos antiguos en Marruecos. Para resaltar el dramático impacto visual de las ruinas antiguas al entrar, el volumen del museo está incrustado en la ladera para que los visitantes no perciban inicialmente su presencia.
La ausencia de desarrollo urbano en el entorno de las ruinas dificultaba la misión. El terreno presentaba un aspecto muy similar al de la época romana, por lo que cualquier intervención iba a suponer un impacto visual sobre los restos arqueológicos. Así que se optó por un diseño mínimamente invasivo, con una huella contemporánea muy limitada.
Se aprovechó una pendiente de la antigua ciudad como talud para escamotear buena parte del programa: una estrecha franja de ocho por doscientos metros con volúmenes de madera suspendidos y sumergidos a lo largo de un muro de contención que se integra en el paisaje. De esta forma, semiculto en la colina por el relieve y la vegetación, el museo no resta protagonismo a los vestigios del pasado, a pesar de levantarse junto a la muralla romana que protegía la ciudad.
El proyecto se comporta de manera muy similar a las ruinas que alberga, y la tectónica de su construcción y la vida útil de sus materiales proponen inherentemente una estrategia para la eventual desaparición del edificio.
El proyecto reemplaza estructuras coloniales vetustas y se implanta en la colina como un recorrido en filigrana. Vuelta a vuelta enterrada y suspendido.
El proyecto es un rastro en el paisaje. Esta línea de 8 m de espesor se extiende sobre más de 200 m, a lo largo de los cuales se desarrollan los programas en una alternancia continua de llenos y vacíos.
Respecto a los materiales, se empleó cedro del Atlas para recubrir de listones cada uno de los volúmenes del museo, y piedra de Volubilis en suelos y escalinatas. Ese guiño al paisaje local tiene su contrapunto en los rotundos armazones de hormigón visto. Una propuesta con cierto aire brutalista matizado por paredes acristaladas y las huellas de la madera sobre los encofrados.
El centro, inaugurado en 2013, constituye un aliciente extra para adentrarse en un enclave milenario que atrae una media de más de 200.000 personas al año.
Escrito por Doha Mahmoudi desde MARRUECOS
Fotografías de Luc Boegly