Con más de 800 obras que van desde naves industriales, capillas, pabellones y restaurantes, entre otras, arquitecto madrileño Félix Candela dejó una huella en la arquitectura moderna de México
Hablar de la influencia de arquitectos españoles en México no es algo que debería sorprender a nadie. Gran parte de Latinoamérica comparte una herencia cultural ibérica de la cual la arquitectura forma una parte fundamental. Los cascos históricos de muchas de nuestras ciudades y pueblos todavía conservan obras del siglo XVI y XVII que junto con manifestaciones de arquitectura moderna y actual ofrecen espacios de reflexión histórica.
Sin embargo a veces se pasan por alto a arquitectos españoles cuyas obras han sido creadas en la América del siglo XX y que en la actualidad son hitos tanto de la ciudad en la que se emplazan como del movimiento moderno en general.
El arquitecto madrileño Félix Candela fue uno de los muchos profesionales españoles exiliados que al llegar a México en calidad de refugiados como consecuencia de la Guerra Civil aportaron sus conocimientos a una sociedad que se caracteriza por la mezcla e hibridación cultural.
Siendo alumno de Eduardo Torroja, aprendió a acercarse al cálculo estructural a través de la forma y del material. De esta manera sus obras obtienen un sello característico que coincide con un lenguaje moderno, la necesidad de ahorro de material, la oportunidad de mano de obra barata y el ánimo de seguir experimentando con el espacio y la luz.
Sus obras a base de cascarones de concreto de poco espesor demostraron ser los suficientemente adaptables para albergar distintos tipologías de edificios. Por ejemplo, los hay de carácter industrial como es el caso de la Planta embotelladora de Bacardí en el Estado de México, obra que convive con el único edificio proyectado por Mies van der Rohe en Latinoamérica.
De tipo educativo tenemos al Pabellón de Rayos Cósmicos y del tipo comercial al Restaurante Los Manantiales en Xochimilco, un sector ubicado al sur de la Ciudad de México, el cual visto en planta logra establecer una relación entre su forma de flor y la vocación floricultora del contexto (Xochimilco, vocablo del idioma Náhuatl, en español significa “Campo de flores”)
O en el cálculo y construcción de la bóveda de la Antigua Bolsa Mexicana de Valores, en el centro de la capital.
Entre las obras del tipo religioso se encuentra la Capilla de la Medalla Milagrosa en la colonia Narvarte y terminada en 1955, siendo ésta para Candela una de sus obras más queridas y personales. A diferencia de las expresiones formales del barroco a las que la población mexicana estaba acostumbrada ver cuando se acercaba a templos e iglesias, la estructura en este caso es la que crea el juego de superficies y claroscuros.
Como parte de las inversiones hechas en la Ciudad de México para recibir los Juegos Olímpicos de 1968, la infraestructura de transporte y deportiva local reconvertida. Candela, siendo ya un arquitecto reconocido tuvo la oportunidad de participar en su diseño y edificación. Un ejemplo de ello es la estación Candelaria del sistema de metro donde la transición entre capiteles y losa le otorga una gran ligereza visual a la estructura.
Finalmente, el arquitecto terminaría con una carrera de 20 años en México con la inauguración en 1968 del Palacio de los Deportes, obra sin duda deudora de los avances estructurales de Nervi en Roma y de Ando en Tokio, ambos también ejemplos de arquitectura olímpica.
Al cumplirse 111 años de su natalicio este próximo 27 de enero, su obra y enorme legado tanto en el campo de la arquitectura como de la ingeniería seguirá presente en México y España.
Buen día, actualmente varias de las obras del Arquitecto Candela están siendo reparadas por un grupo de entusiastas arquitecto expertos en reparación, de la facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de México.
Nació en 1910 por lo que son 111 años desde que nació (no 101 como pone en el articulo)
Enhorabuena por el articulo. Gracias