Guardería Malvína: arquitectura para el buen desarrollo infantilLa firma No Architects es la responsable de la creación de un espacio infantil en la capital Checa, un proyecto donde la psicología del desarrollo tiene un papel importante en su diseño. La guardería destaca por sus innumerables ventanas, escondites, colores y variedad de espacios de juego en diferentes niveles
Ubicada en el distrito de Karlín de la ciudad de Praga, la escuela infantil Malvína se distribuye en una planta baja de 130 metros cuadrados, un lugar anteriormente utilizado como un espacio de oficinas, y que ahora atiende a niños pequeños de entre nueve meses y dos años.
El proyecto fue comisionado a la firma local No Architects para que convirtiera el gran espacio en un entorno donde los niños se sintieran seguros y, al mismo tiempo, les dieran la libertad de explorar ampliamente sus intereses.
La principal idea del proyecto fue la de conseguir una atmósfera que fuera útil para el desarrollo de los niños y que los desafiara de manera positiva. Tal y como explica Jakub Filip Novák, cofundador de No Architects, el diseño en sí es capaz de dar forma al modo en que las personas se comportan y desarrollan relaciones, y en el caso de los niños esto funciona de manera completamente visible.
Las salas de la guardería están organizadas alrededor de un espacio central con grandes ventanales para que haya líneas de visión claras a lo largo de la planta. Se utilizaron bloques de colores vibrantes para resaltar áreas importantes como la cocina, los casilleros y las áreas de juego: amarillo mostaza, rojo sangre y azul marino, son los colores que dominan el espacio, colores vibrantes con la calidez suficiente que consiguen un espacio relajado e interesante para los infantes.
Un espacio de concepto casi diáfano, caracterizado por elementos arquitectónicos de caracter minimalista; todo fue diseñado para ser fácilmente visible y al alcance de la mano, de modo que las acciones diarias puedan simplificarse y de esta manera permitir que los cuidadores pasen más tiempo con los niños.
Para aquellos que tienen más dificultades para separarse de sus padres, el estudio integró en su diseño ventanas cerca de las salidas donde pueden despedirse mientras quedan al cuidado de sus educadores. También se integraron ventanas en las áreas de dormitorio y sala de juegos, así como en los baños unisex, para permitir que los niños que tienen la edad suficiente puedan usar el baño de manera independiente y segura, pero con cuidadores pendientes en caso de que necesiten ayuda.
Se instalaron una serie de escalones en el guardarropa para elevar a los niños hasta la altura de un adulto, y de esta manera evitar que los cuidadores y familiares, especialmente los abuelos, tuvieran que inclinarse para ayudarlos con sus abrigos y zapatos.
Una cocina abierta permite a los niños observar el proceso de preparación de los alimentos, consiguiendo una experiencia cercana y colectiva. Así mismo, los niños también pueden acceder a los refrigerios asignados, localizados en la parte inferior de la cocina, si tienen hambre fuera de los horarios establecidos.
Los asientos escalonados y las plataformas con tapetes se utilizan en todas las habitaciones para crear paisajes variados al tiempo que los cuidadores pueden ver fácilmente a los niños. También se introdujeron otras características lúdicas como toboganes y guaridas, elementos para fomentar la exploración, así como una interacción social más desafiante y divertida.
Los escritorios y sillas en tres tamaños diferentes permiten que los niños de todas las edades y alturas jueguen juntos fácilmente, mientras que los juguetes que fomentan el desarrollo de las habilidades motoras están repartidos por todo el espacio.
No Architects logra a través de una clara articulación del espacio, crear una sensación de alegría en el diseño, que incluye rincones tranquilos, zonas de aprendizaje y espacios de juego a diferentes niveles para que los niños se sientan en control del entorno y consigan su propia autonomía.
Fotografía de Studio Flusser
