Con una cuidada materialidad, Sundial House, diseñada por Specht Architects, destaca por el tratamiento dado a las texturas de sus superficies y los espacios interiores bañados por la luz.
Ubicada en lo alto de una pequeña elevación del terreno, localizada en Santa Fe (Nuevo México, Estados Unidos), Sundial House surge como fruto de la colaboración entre el estudio de arquitectura Specht Architects (con sedes en Austin y Nueva York), el paisajista James David y la diseñadora de interiores Norine Hayes.
Fotografía de Taggart Sorensen
Fotografía de Casey Dunn
Un bosquecillo de arbustos separa la vivienda de la carretera próxima, mientras que grava ornamental y áridos decorativos de tonos grisáceos se funden con la paleta de colores empleada en los acabados exteriores.
Fotografías de Taggart Sorensen
La casa se estructura a partir de dos muros perpendiculares de hormigón, que anclan la edificación al terreno, relacionando los distintos espacios interiores con el espacio exterior inmediato, manipulado y humanizado mediante la creación de terrazas, espacios abiertos y patios.
Encastrada en el terreno, a la casa se accede a través de un patio rehundido. Los dos muros de hormigón no llegan a tocarse, y en lo que debería ser su punto de encuentro se localiza la entrada a la vivienda.
Fotografías de Casey Dunn
El muro perpendicular, más corto, oculta las zonas de servicio y el garaje, mientras que el muro longitudinal, mucho más largo, esconde tras de sí los espacios principales de la vivienda: el gran salón comedor y dos dormitorios.
Fotografía de Casey Dunn
Fotografías de Taggart Sorensen
Desde la entrada y zona de servicio se accede a la parte principal de la casa, ubicada en un nivel inferior, a través de perforaciones en el muro longitudinal, punto final de una interesante secuencia espacial.
Fotografía de Casey Dunn
Fotografía de Taggart Sorensen
El espacio interior queda completamente abierto al paisaje, con las montañas Sangre de Cristo como telón de fondo, gracias a su frente acristalado, que se protege del sol mediante grandes voladizos, acotando las terrazas exteriores, como una apropiación del terreno circundante.
Fotografías de Casey Dunn
El espacio conseguido, uniforme, apenas parece compartimentado, puesto que la delimitación de los dos dormitorios colocados en ambos extremos del salón se realiza interponiendo sendos paquetes funcionales.
Fotografías de Casey Dunn
Estas piezas de servicio se materializan como cajas autónomas que quedan desvinculadas de los paramentos, sin llegar a tocar el muro de hormigón y deslizándose fuera del volumen delimitado por el cerramiento de vidrio.
Fotografía de Casey Dunn
Fotografía de Taggart Sorensen
El muro queda reforzado como el elemento principal de la composición mostrándose exento a todo lo largo de la casa. Los cierres exteriores no atestan contra él, sino que, al contrario, la unión entre ambos elementos se desmaterializa mediante una franja vertical de vidrio.
Fotografía de Casey Dunn
Fotografía de Taggart Sorensen
Del mismo modo, un tragaluz longitudinal se abre en la coronación del muro, derramando la luz sobre la superficie texturada del hormigón, que muestra los tablones del encofrado.
Fotografía de Taggart Sorensen
Fotografía de Casey Dunn
Las vigas de madera de la cubierta introducen un contrapunto material al gris del hormigón y el blanco de muros y techos, estableciendo un plano paralelo de color en relación al entarimado del suelo.
Fotografía de Casey Dunn
La incidencia de la luz sobre la superficie de hormigón, revelando las irregularidades del material, las rebabas y las juntas del encofrado, así como, las sombras arrojadas producidas por las vigas que se empotran en el muro, introducen un juego de contrastes, luces y sombras, que cambia a lo largo del día.
Fotografía de Taggart Sorensen
Fotografías de Taggart Sorensen y Casey Dunn