"maison standard métropole" en Meudon / © Imagen Francis Jonckheere vía flickrEl herrero, constructor y fabricante Jean Prouvé, un icono de la arquitectura del movimiento moderno que supo adecuar los nuevos materiales a la lógica constructiva, basó su trabajo en la técnica y en el estudio de los materiales y su elaboración.
Sin ser académicamente arquitecto entabló amistad con los arquitectos más conocidos de la época, con quienes colaboró o a quienes asesoró. Su obra se reveló a través de la de otros. Interesado en la industrialización dejó un legado de temprana arquitectura high-tech.
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Comprometido con las posibilidades que la producción industrial ofrecía Prouvé participó en diversos proyectos de arquitectura prefabricada. Entre ellos el de las “maisons standard métropole” que finalmente se ubicaron en Meudon a 10 kilómetros del centro de París.
En 1949 el Ministerio de la Reconstrucción y Urbanismo le encargó la planificación y desarrollo de una serie de viviendas de construcción ligera de acero, con las que se quería probar si resultaría un método rápido y económico ante la escasez de viviendas tras la guerra. Adquirieron 25 unidades aunque finalmente tan sólo se dispusieron allí 14, parece ser que las casas resultaban más caras que otros modelos construidos de forma tradicional. Los arquitectos encargados del proyecto fueron André Sive y Henri Prouvé. El resto se distribuyeron por diferentes emplazamientos en Francia e incluso en Argelia.
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Este encargó le permitió avanzar considerablemente en su estudio de viviendas prefabricadas, mejorando sus tipologías de “maisons à portiques”, porticada, y “maisons à coques”, de cáscara, que ya había construido anteriormente. Finalmente se dispusieron 10 casas porticadas y 4 de cáscara.
De las 10 primeras, 4 tenían superficie de 8x8 metros y las otras 6 de 8x12 metros. En ambos casos la estructura principal eran bastidores de chapa de acero plegado en forma de U invertida, pudiéndose colocar uno o dos, sobre éstos se colocaba un caballete. Éste estaba dividido en segmentos para que el montaje pudiese ejecutarse entre tan sólo dos operarios.
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El cerramiento exterior se realizaba a base de paneles de chapa de aluminio insertos en un sistema modular de 1 metro que incluía un surtido repertorio de posibilidades para puertas, ventanas y huecos. Los paneles se unían mediante perfiles de acero. La cubierta ligera se colocaba sobre los muros exteriores portantes.
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Este sistema de montaje exterior fue considerado innovador en la época, no sólo técnicamente sino también estéticamente, ya que el resultado no quedó ligado a la uniformidad esperada de la seriación, a partir de elementos estándares ordenados de diversa manera pudieron configurarse viviendas sensiblemente distintas.
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Los paneles contaban con un aislamiento térmico por encima de los requeridos, emplearon lana de vidrio sin puentes térmicos. Unos muelles de acero arriostrados estabilizaban los paneles pared y aseguraban la distancia entre el revestimiento interior y el exterior. Hoy en día se conservan en buen estado y los inquilinos parecen estar contentos habitándolas.
