La arquitectura envolvente de Douglas Cardinal

La peculiaridad de la obra del arquitecto canadiense Douglas Cardinal es el empleo reiterado de formas onduladas y elementos curvilíneos, dando como resultado una arquitectura orgánica de gran expresividad

A partir de un profundo estudio de la naturaleza y los procesos biológicos de crecimiento, Douglas Cardinal busca la armonía entre la arquitectura y el lugar donde se implanta, a través de la creación de piezas arquitectónicas diseñadas como organismos vivos, que se ajustan a las necesidades planteadas. Su peculiar estética recurre al empleo sistemático de la curva, las superficies onduladas y las formas complejas.

Uno de los edificios más representativos de su trayectoria es la iglesia de Santa María en Red Deer (Alberta), consagrada en 1968. Evitando los trazados ortogonales, la planta rememora las primeras congregaciones cristianas alrededor de la celebración de la Eucaristía, planteando un esquema radial focalizado sobre el altar.

El espacio sagrado, cubierto por un caparazón e iluminado por dos cilindros de luz sobre el altar y el tabernáculo, se ve envuelto por un muro continuo y sinuoso de fábrica de ladrillo cara vista. Las formas onduladas, los volúmenes cilíndricos y el perfil curvilíneo generan una masa amorfa, vibrante y expresiva.

Con esa misma estética y con unos recursos parecidos se enfrentó a la construcción del Colegio Regional de Grande Prairie (1974-1976, Alberta). El complejo, creado a partir de superficies sinuosas e irregulares, se muestra amable, receptivo y acogedor, enmascarando con sus formas curvas las partes del programa que requerían espacios más ortogonales.

En la residencia Cardinal (1982), su propia vivienda y estudio en Stony Plain (Alberta), lleva al paroxismo el uso de los elementos curvos. Implantada en una ladera, los muros de contención del terreno buscan la expresividad en su trazado, su forma y su perfil, como elementos autónomos. Las bandejas habitables se abren directamente al paisaje, cerrándose con un paramento continuo de vidrio.

Los muros de ladrillo trascienden la mera funcionalidad, y al alzarse por encima del terreno adquieren connotaciones plásticas y expresivas, gracias al desarrollo de contornos sinuosos, cresterías, perforaciones curvas y formaciones arqueadas, de innegable valor escultórico.

En el interior se muestra una cascada de superficies onduladas y parapetos curvados, volcando todos los espacios hacia la triple altura del frente de la edificación. El cierre acristalado genera un microclima interior, posibilitando un pequeño vergel y un estanque piscina.

Para el Museo de Historia (1989) de Gatineau (Quebec), las masas curvilíneas de ladrillo de proyectos anteriores son sustituidas por material pétreo, reforzando el carácter público del edificio. El movimiento de los paramentos de fachada se refuerza en la simbólica rotonda de acceso, donde los elementos de comunicación vertical se desdoblan dibujando líneas dentro del gran vacío generado.

El Centro de Ciencias Espaciales (1983) de Edmonton (actualmente denominado Telus World of Science), que incorporaba en su programa un planetario, supone un guiño a la arquitectura utópica, con referencias a la ciencia ficción. Su trazado parte del círculo y los sectores circulares, para generar un cilindro truncado con cápsulas perimetrales.

Como un artefacto extraño y futurista, su volumen se posa sobre el terreno sin interactuar con el entorno. Su carácter cerrado e introvertido lo acerca a la imagen de platillo volante, que aunque posado en Canadá, en cualquier momento puede despegar el vuelo y colonizar otros lugares.

Fotografías de Douglas Cardinal Architect