Dos Architects ultima en 2020 un oasis situado en el sur de Italia para escapar del caos londinense. La casa es un interesante ejemplo de reinterpretación contemporánea de la tradición local
El Salento, la sub-península que forma el tacón de la bota itálica, es uno de los territorios más característicos del sur de este país y lugar favorito de los autores del proyecto. Lorenzo Grifantini, socio fundador del estudio londinense Dos Architects y su mujer, la interiorista Allegra Figus, buscaron durante años el emplazamiento perfecto para construir una casa familiar que se convertiría en el oasis de tranquilidad donde refugiarse del caos londinense, ciudad donde residen habitualmente.
Finalmente, eligieron un terreno olvidado de 780 m2 al límite con el centro histórico de Gagliano del Capo, una tranquila localidad situada dentro del parque regional que se extiende entre las playas blancas del mar Jónico y la costa rocosa del Adriático.
La nueva construcción es una suma de volúmenes puros, blancos y de inspiración mediterránea que se integran perfectamente con el tejido urbano del pueblo. La pieza más característica del proyecto es la torre de 12 metros que se alza sobre el conjunto alineándose con el campanario de la iglesia de San Rocco y creando un diálogo con ésta. En la torre se han situado la mayoría de los dormitorios de la casa, desde los cuales se vislumbra el mar con ventanas que enmarcan el paisaje de forma sugestiva. Además, la construcción es un guiño a las torres normandas de vigilancia que forman parte de la historia de estas costas.
El otro grande componente significativo de la casa es el patio central al cual se abren todas las estancias de la vivienda siguiendo la usanza de la domus romana. Este patio se convierte en el corazón de la vida doméstica, el lugar donde reunirse, comer y sobretodo jugar. Es aquí donde se encuentran la piscina, la vegetación, el comedor al aire libre y el techo exterior construido con una estructura metálica y cubierto con bambú, que refuerza el aire lúdico y relajado del hogar.
El edificio ha sido concebido como un sistema de llenos y vacíos, cuerpos cubiertos y pequeños patios íntimos que se convierten en extensiones de las habitaciones al aire libre. La relación diáfana entre el exterior y el interior a través de grandes aberturas correderas es una constante en todo el proyecto, incluso el muro limítrofe de la propiedad contiene pequeñas ventanas que conectan visualmente con los jardines adyacentes a la casa.
La sostenibilidad, en forma de reducción de las pérdidas energéticas y sobretodo de bienestar ambiental general dentro del edificio, eran otro punto crucial para el arquitecto. Los cimientos de la casa están formados por 37 pilotes que alzan el edificio un metro por encima del terreno y permiten la aireación de éste. La ventilación natural se ve reforzada en todas las estancias de la vivienda con los grandes ventanales y la composición de los múltiples patios. Los ambientes gozan de techos altísimos, 4 metros, para permitir el intercambio entre el aire caliente y el aire frío en su interior y los muros son muy gruesos, de 45 cm, para obtener una inercia térmica elevada.
En estas grandes paredes blancas y austeras se forman expresivos juegos de luz y sombra que son el verdadero fondo cambiante de la casa. Los acabados perfeccionan este ejemplo de síntesis de la tradición local y el uso inteligente de los materiales refuerza la fluidez de los espacios y su luminosidad. Especialmente interesante, es el empleo de la piedra de Lecce para todos los pavimentos de la vivienda y los patios. Este material, de superficie clara, se caracteriza por su alta porosidad que lo hace absorbente evitando la excesiva refracción de la luz. Completan el conjunto una sobria decoración y la combinación entre elementos originarios de la mejor artesanía salentina con otros provenientes de industrias italianas líderes en el sector del diseño.
Dos Architects
Escrito por Aina Pérez i Verge desde TURÍN
Fotografías de Carlo Carossio