Chiralt Arquitectos, transforma una planta baja estrecha en Moncada en un hogar funcional y abierto, centrado en un patio que conecta espacios y conserva recuerdos. Un proyecto que maximiza el uso del espacio, integrando interior y exterior con sensibilidad y memoria
Diseñado por Chiralt Arquitectos, el proyecto Canongeta es una reforma de una vivienda de 107 m² situada en Moncada, Valencia, España. El objetivo era transformar la planta baja estrecha y alargada de un edificio familiar en un espacio íntimo, funcional y rico en matices.
El reto consistía en diseñar un programa de vivienda integral que aprovechara al máximo el espacio de la planta baja, al tiempo que se garantizaba el pleno disfrute de las zonas comunes de la casa. La propuesta se centra en maximizar el rendimiento de la zona de estar creando un espacio diáfano que se abre completamente al patio interior.
El patio, profundamente vinculado a los recuerdos personales, se convierte en el principio narrativo del nuevo diseño. Aunque su aspecto es distinto, su ubicación y significado siguen siendo los mismos, conservando los recuerdos del pasado. Estratégicamente situado entre el salón y la cocina, el patio conecta las estancias de la zona de día. Gracias a sus cerramientos de cristal, se convierte en parte del interior tanto funcional como visualmente.
La piel rojiza de cerámica contemporánea que forma el revestimiento del patio es un símbolo que rinde homenaje a la cerámica tradicional de la zona, creando un vínculo entre la modernidad y la tradición. La interacción entre la cerámica, la vegetación y la luz dibuja un conjunto singular que protagoniza el diseño de la vivienda.
La distribución en forma de peine consta de dos volúmenes longitudinales paralelos que realzan la sensación de fluidez. Uno de los volúmenes alberga las distintas estancias de la casa, mientras que el otro, que se asemeja a un tallo, proporciona acceso a través de un pasillo ligeramente zigzagueante que va desde la entrada hasta el salón. Este pasillo está flanqueado por armarios empotrados multifuncionales que pueden adaptarse a las necesidades de almacenamiento y a las funciones ocultas de cada estancia.
La zona de dormitorios se encuentra en la entrada, mientras que la zona de día se resguarda en el interior de la casa. Esta última está claramente definida por el color: la cocina es negra, el patio es rojo y la sala de estar es de color sepia. Esta diferenciación cromática unifica y divide a la vez los distintos elementos del proyecto.
La cocina destaca por su sólida consistencia. Materializada en total negro, el conjunto es percibido como un volumen compacto y perfectamente equilibrado con los tonos verdes y caldera del patio. La carpintería que rodea la cristalera mantiene la continuidad matérica y sirve de marco para enfatizar la visual del exterior.
La fachada es una delicada insinuación del interior. Una propuesta que emplea el mismo lenguaje de ladrillo pero en este caso y para favorecer la discreción, en color blanco. El aparejo a sardinel juega con las líneas verticales, combinando el alicatado estriado en la parte central con el liso en los márgenes. Las sombras proyectadas por los árboles de la calle generan un sinuoso juego de texturas, volúmenes y percepciones.
El proyecto resalta la importancia de la reutilización inteligente de los espacios existentes. El nuevo diseño crea un hogar más orgánico y funcional para sus propietarios, pone en valor sus orígenes y sus recuerdos para acompañarles en esta nueva etapa de sus vidas.
Fotografía de Alberto Chiralt
Proyecto Canongeta: reforma con memoria y funcionalidad en Moncada







