ARQUITECTURA SOSTENIBLE

Recuperación paisajística del vertedero de residuos de la Vall d'en Joan. Batlle i Roig

Presentamos el proyecto de recuperación paisajística del vertedero del Garraf, un proyecto de restauración paisajística desarrollado por el estudio de arquitectura Batlle i Roig, que tiene como objetivo la reintegración del Depósito Controlado en el ámbito del Parque Natural del Garraf. La restauración del Depósito pretende potenciar el carácter del espacio libre accesible y convertirse en una nueva puerta al Parque Natural del Garraf, en conexión con el sendero de largo recorrido GR-92.

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Presentamos el proyecto de recuperación paisajística del vertedero del Garraf, un proyecto de restauración paisajística desarrollado por el estudio de arquitectura Batlle i Roig, que tiene como objetivo la reintegración del Depósito Controlado en el ámbito del Parque Natural del Garraf. La restauración del Depósito pretende potenciar el carácter del espacio libre accesible y convertirse en una nueva puerta al Parque Natural del Garraf, en conexión con el sendero de largo recorrido GR-92.




El vertedero fue abierto en 1974 en la Vall d’en Joan, una depresión del macizo del Garraf, donde durante más de 30 años se fue depositando la basura del Àrea Metropolitana de Barcelona.





Tras muchos años de explotación del lugar, los residuos llegaron a saturar esta concavidad, contaminando el acuífero subterráneo y transformando su topografía natural en una serie de terrazas, taludes y rampas en zig-zag para permitir la circulación de los camiones.





El proyecto fue lanzado en el año 1999, y financiado conjuntamente por el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación de Barcelona, la Mancomunidad de Municipios, la Junta de Residuos y la Unión Europea, abriendo sus puertas al público en el año 2010 tras finalizar el período de regeneración natural del lugar.





El nuevo parque, de 84 hectáreas de superficie y convertido en la nueva puerta de acceso al Parque Natural del Garraf, respeta la nueva topografía confinando los residuos tras una lámina impermeabilizante, una capa de grava drenante de un metro de espesor y un filtro geotextil con una capa final de tierra vegetal.





Esta última capa se reforestó con especies autóctonas, se plantaron cultivos agrícolas sobre las terrazas, y árboles y arbustos sobre los taludes, mientras que las rampas se reservaron para la circulación de peatones y bicicletas.





Por otro lado, se gestionaron los líquidos y gases producidos anteriormente por la masa de basura, separando la circulación de las aguas pluviales para evitar su contacto con los residuos y permitiendo su uso para la regeneración y reforestación del parque.





Fotografía Jordi Surroca



 




 



 

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