GRANDES MAESTROS

Una perla en el Mar Negro: la arquitectura singular del restaurante Perla Marii

El rechazo radical hacia el realismo socialista imperante en el Telón de Acero y la búsqueda de modelos en el movimiento moderno, fructificó en el complejo de vacaciones Eforie Nord, en Constaza (Rumanía), en la insólita pieza arquitectónica del restaurante Perla Marii.

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El rechazo radical hacia el realismo socialista imperante en el Telón de Acero y la búsqueda de modelos en el movimiento moderno, fructificó en el complejo de vacaciones Eforie Nord, en Constaza (Rumanía), en la insólita pieza arquitectónica del restaurante Perla Marii.


El complejo turístico Eforie II con capacidad para 2000 personas, fue el conjunto costero más ambicioso de la costa rumana del Mar Negro. El equipo que lo diseñó estuvo dirigido por los arquitectos Cezar Lăzărescu (1923-1986) y Lucian Popovici, contando con la ayuda de numerosos colaboradores, entre ellos Nathan Stopler. Una de las edificaciones más singulares del conjunto es el restaurante Perla Marii (1955-1958).




Fotografía de Fundaţia Culturală Inforom



En contra de la arquitectura de exaltación nacional que promovía el realismo socialista, el edificio se inspira, claramente, en el Movimiento Moderno. Un volumen liviano y transparente, apoyado sobre soportes metálicos, se levanta del suelo liberando la cota cero.







Las referencias a Le Corbusier son evidentes. El retranqueo de los pilotis permite independizar estructura y cerramiento, posibilitando el diseño de una fachada libre, tratada como muro cortina. El perímetro se define como una piel completamente acristalada, que puede ser protegida mediante persianas de lamas de aluminio anodizado.









Siguiendo la idea lecorbusieriana de promenade architecturale, una rampa abierta conduce hasta la planta superior. La rampa se convierte en la protagonista de la fachada sudoeste. Su diseño se inserta dentro del volumen construido, haciendo que la cubierta del restaurante cubra su trazado. La continuidad en la línea de cubierta y la disposición de los pilares que la sujetan, unifican la imagen del edificio.







Al tratarse de un uso donde se prevé la concentración de un gran número de usuarios, se evita la idea de gran salón de fiestas, planteando, en cambio, recursos arquitectónicos que reduzcan los efectos negativos de una gran aglomeración. En primer lugar, el espacio destinado a restaurante se fragmenta en cuatro salas para 120 personas y un gran salón con capacidad para 260. Esta subdivisión del espacio produce un perímetro escalonado que evita la monotonía de un cerramiento continuo.












Fotografías de Archivo Revista Arhitectura



En segundo lugar, las distintas salas del restaurante se distancian entre sí gracias a la interposición de patios, también acristalados. Cada sala tiene su propia escalera independiente, multiplicando los accesos hasta el interior de la edificación.




Fotografía de Archivo Revista Arhitectura



Desde el interior de las distintas salas, el espacio es reducido y no deja percibir la ocupación del resto del edificio. Si el aforo de comensales se reduce, se pueden cerrar algunas de ellas. Si el aforo es completo, el comensal no percibe la aglomeración.




Fotografía de Fundaţia Culturală Inforom



Para el acondicionamiento del interior se contó con la ayuda del arquitecto V. Rado, que diseñó algunas piezas de mobiliario. Los suelos se cubrieron con baldosas tricolores (blanco, negro y verde), formando juegos geométricos que simulan olas o el efecto de ondas en el mar.






Fotografías de Archivo Revista Arhitectura




Fotografía de Fundaţia Culturală Inforom



La iluminación interior se concentró alrededor de los soportes metálicos, dejados vistos en todos los espacios del restaurante. Una línea continua se situaba alrededor de la cabeza de los pilares, delineando un capitel de luz. Los soportes de la rampa se iluminaron del mismo modo, mientras que en el espacio exterior se dispusieron hitos cilíndricos luminosos.




Fotografía de Archivo Revista Arhitectura



Toda la planta baja funcionaba como cafetería abierta, colonizando también los patios, consiguiendo un espacio único donde se entrelazaban las áreas bajo el restaurante y las zonas exteriores ajardinadas de los patios. El programa se completaba con una pista de baile y un podio para orquesta.






Fotografías de Fundaţia Culturală Inforom



De nuevo la rampa, como elemento singular, cierra uno de los laterales, marca el límite de la actuación y refuerza la imagen unitaria del conjunto con soluciones similares al resto del edificio.




Fotografía de Fundaţia Culturală Inforom



Los elementos más destacados de la planta baja son las escaleras exentas que conducen a las salas del restaurante. Se trata de escaleras con viga central y peldaños flotantes, cuya construcción les da una enorme presencia y una gran plasticidad.






Fotografías de Archivo Revista Arhitectura



Como las ostras son capaces de producir perlas, cuando dentro del molusco se introduce un cuerpo extraño, de la misma manera, la arquitectura insólita del restaurante Perla Marii, en la Rumanía del Telón de Acero, generó uno de los ejemplos más brillantes de la modernidad en ese país.






Fotografía de Archivo Revista Arhitectura



Fotografías de Archivo Revista Arhitectura y Fundaţia Culturală Inforom

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