En un gesto minimalista y de gran audacia estructural, el estudio Denton Corker Marshall plantea dos prismas perpendiculares, uno apoyado sobre el otro, para resolver una vivienda ubicada en el corazón de un viñedo, dotándola de un carácter escultórico, como hito del paisaje.
La firma australiana Denton Corker Marshall, fundada en 1972, está dirigida por los arquitectos John Denton y Barrie Marshall, con sedes en Melbourne, Londres, Manchester o Yarkarta. Al igual que sus grandes proyectos internacionales, el estudio mima los pequeños encargos, especialmente las viviendas unifamiliares.
Un caso singular de su arquitectura residencial es la View Hill House, enclavada en el vinícola Yarra Valley, al este de Melbourne en el estado de Victoria (Australia). En una parcela de 60 ha, la casa se enclava en lo alto de una elevación, junto a un viñedo de más de 30 ha.
Como una atalaya, la edificación domina el paisaje circundante con vistas en los 360 grados. Dentro de todas las posibilidades, el edificio potencia los puntos cardinales, generando la imagen de un cíclope de un sólo ojo en cada dirección.
El volumen de la casa se descompone en dos piezas prismáticas perpendiculares orientadas norte-sur y este-oeste. La pieza longitudinal de la planta baja (sección 6x4 m), completamente apoyada sobre el terreno, se convierte en el soporte de la planta alta (sección 4x3 m), colocada en perpendicular.
Sin más apoyos que el contacto entre ambos prismas, esta disposición genera que el volumen superior destaque por sus grandes vuelos, en un gran alarde estructural, alcanzando 6 y 9 metros en cada extremo. Desde la distancia, la vivienda sobresale del terreno y muestra ingrávido el cuerpo alto, en una especie de malabarismo arquitectónico.
La planta baja se desarrolla alrededor de la zona de estar, ubicada en el centro de la pastilla, con dormitorios en sus extremos. La planta alta presenta dos dormitorios de invitados y un estudio.
Las cajas que forman la casa se perciben como prismas cerrados, sólo abiertos en sus extremos, desde donde se focalizan las visuales remarcadas de esta manera. Mientras los espacios inferiores se relacionan con el terreno inmediato y poseen vistas hacia el paisaje cercano, los espacios superiores se alzan en el cielo, consiguiendo largas perspectivas del horizonte lejano.
La materialidad diferencia rotundamente ambas piezas. Chapas de acero Cor-ten envuelven el prisma inferior, en contacto con el terreno, mientras que el tubo superior se reviste de aluminio en color negro.
En puntos estratégicos del perímetro de los volúmenes, donde se necesita obtener zonas acristaladas, las cajas se perforan pero el acristalamiento de los vanos se oculta tras chapas perforadas, mitigando la discontinuidad de las superficies.
En el lateral acristalado de la zona de estar, el cerramiento de chapas perforadas de acero Cor-ten se pliega, permitiendo la salida y la conexión directa del interior con el exterior, generando un elemento de protección, tipo parasol.
Interiormente, los espacios aparecen recubiertos con tablero aglomerado de color gris verdoso, unificando con este mismo material todas las superficies, excepto el suelo continuo de hormigón de la planta baja. Dentro del vacío, los paquetes funcionales, las áreas de servicio y zonas húmedas se concretan en piezas de color blanco que delimitan y establecen la división programática.
El resultado conseguido es una edificación de carácter minimalista y gesto rotundo, cuyo alarde estructural introduce, además, connotaciones abstractas y escultóricas en los volúmenes. Más que una edificación, desde la lejanía la casa se percibe como una escultura, como un hito en el paisaje.
Fotografías de Tim Griffith