“El señor de los Ladrillos”, así llamaban a este ingeniero civil y arquitecto uruguayo que nos ha dejado una depurada y espléndida técnica de construcción que él llamaba: cerámica armada.
Estoy seguro de que todos los arquitectos que tuvimos el honor de conocer al gran Dieste, su persona, su obra y su vida, quedamos profundamente marcados para siempre.
Este genial arquitecto uruguayo nació el 10 de diciembre de 1917 en Artigas y falleció el 20 de julio de 2000 en Montevideo. Su obra y su fama no ha dejado de crecer y el año 2005 fue designado como «año Eladio Dieste» por parte del Museo de Arte Moderno de Nueva York, la Universidad de Princeton y el MIT de Massachusetts.
Eladio Dieste forma parte de ese selecto grupo de arquitectos, nacidos en la periferia de lo que llamamos civilización avanzada, que han imaginado y construido obras absolutamente personales, diferentes, originales y económicas, adaptadas a los medios disponibles en sus respectivos países.
No podemos olvidar que el gran precursor del empleo de la técnica constructiva cerámica para construir bóvedas de grandes luces fue el genial valenciano Rafael Guastavino y Moreno, que utilizó este procedimiento para edificar obras tan fabulosas como La Gran Estación Central de Nueva York, El Carnegie Hall, El Museo Americano de Historia Natural o La Catedral de Saint John. Ni podemos evidentemente dejar de citar a Gaudí, que emplea procedimientos similares en sus obras de inspiración modernista.
Recomendamos también al lector un repaso de la obra de Luis Moya, que profundiza en las estructuras de bóvedas comprimidas y como no, a los proyectos del genial ingeniero español Eduardo Torroja que desarrolló impecables y austeras estructuras, formadas por láminas de mínima sección. Discípulos directos suyos, y seguidores en el arte de las estructuras de láminas curvadas de hormigón, fueron entre otros, Felix Candela y el ingeniero Claudio Gómez Perretta, padre del que escribe este artículo.
Dieste sin embargo da un paso más y desarrolla su concepto de cerámica armada postensada. En primer lugar diseña sus láminas, a las que bautiza como Bovedas Gausas, como arcos cuya directriz es a la vez funicular del peso propio y de las cargas fijas.
Elimina así las tracciones en la propia estructura aunque puede haber flexiones debidas a viento, nieve o cargas puntuales. Son pues bóvedas cerámicas de doble curvatura con muy bajo peso propio, debido a la delgadez de la lámina, con una solicitación a compresión absorbida por el ladrillo, que queda trabado y reforzado por las armaduras colocadas entre las piezas, y por la cascara superpuesta de mortero armado que absorbe las posibles flexiones.
Por lo tanto, Dieste consigue diseñar superficies con muy pocas tracciones, en las que el empleo del ladrillo es siempre ventajoso. No solo por su cálida textura y su rápida entrada en carga (desencofrado en pocos días) sino también porque el ladrillo, al estar compuesto de piezas independientes, añade una flexibilidad a la lámina que evita las fisuras que aparecerían en las losas de hormigón.
Genio !,Eladio Dieste puso a la gran Estacion Atlantida en el Moma !,quien diria!