Elementos con diseños inspirados en la antigua arquitectura ofrecen funcionalidad en nuestro día a día como accesorios de oficina, su gran particularidad es el uso de cemento, un diseño del austríaco Klemens Schillinger.
Encontrar cemento en nuestros escritorios es poco habitual, y mucho menos elementos funcionales con formas inspiradas en la antigua arquitectura. El diseñador independiente austriaco Klemens Schillinger propone el diseño de tres piezas de escritorio de talle sencillo pero de gran impacto. Un diseñador de gran creatividad, con un trabajo en el que se involucra el arte, el diseño y la co-creación. Sus productos giran en torno a transparencia en términos de fabricación, la claridad de la forma, material y contenido, en el que su objetivo es desarrollar productos sencillos y poéticos, métodos de diseño y recetas DIY, ya que no solo proyecta sus diseños sino que los ejecuta personalmente.
Los dos cuencos con forma de Arena toman como inspiración el teatro griego y el hipódromo, con los anillos desde los bordes hacia el centro a modo de gradas para espectadores. Los boles pueden ser utilizados como portaobjetos o incluso como fruteros ya que el cemento ha sido tratado para ser apto para el uso con comida mediante un sellador a base de agua. En cambio, los delimitadores de libros con forma de pirámide parecen versiones en miniatura de las estructuras mayas encontradas en toda América Central, su estructura se divide por la mitad para formar el par de soportes necesarios para tal uso.
Para la realización de estas piezas el diseñador utilizó moldes de silicona, un sistema rápido y sencillo de plasmar su idea en tres dimensiones y poder servir de base adecuada para el cemento líquido. Los patrones originales de cada una de las piezas se realizaron manualmente por Schillinger, modeló cada una de las hojas que componen la forma y las cortó mediante a láser para maximizar la precisión. A partir de estos patrones negativos fueron realizados los moldes de silicona que sirven para la fabricación en gran número de su magnífica obra.
En cuanto a las coloraciones de las piezas, se sirvió del pigmento líquido Jesmonite para crear el color carbón o piedra arenisca de tonos grisáceo, un pigmento a base de agua muy apto para el uso en mezclas acuosas como es el caso del cemento.
Fotografía, Leonhard Hilzensauer