Lindis Lodge es un albergue de lujo en un paraje sin igual, un remoto valle glaciar la Isla Sur de Nueva Zelanda, donde Architecture Workshop consigue fusionar la arquitectura con la naturaleza.
El edificio, que incluye 5 suites dobles y espacios de vida comunes, se desarrolla en una única planta, adaptándose a las curvas de nivel del terreno, creando a su vez un nuevo relieve con una sinuosa cubierta curva que ondea sobre el Valle Ahuriri, estableciendo un respetuoso lenguaje con el entorno y sacando el máximo partido a las inigualables vistas que ofrece el lugar, gracias a un cerramiento de vidrio que recorre toda la altura libre de la fachada.
Los pórticos metálicos se adaptan de forma sencilla a la geometría creada con el edificio, y los listones de madera que cierran la cubierta crean una paleta de color que mimetiza el edificio con el lugar, ayudado además por el reflejo del paisaje en la superficie de vidrio.
Tan sólo la imagen nocturna del edificio lo ubica de forma clara en el lugar, iluminando la rasgadura de vidrio que parece emerger del terreno , enmarcada por la cubierta en la parte superior.
El vuelo de la cubierta protege la superficie de vidrio y la terraza exterior que recorre el perímetro de la fachada, proporcionando zonas tanto compartidas como privadas desde donde disfrutar del paisaje al aire libre.
Todas las suites disponen de un amplio dormitorio doble con vistas y baño integrado, con acabados naturales de madera noble y chapas metálicas perforadas que mantienen la misma gama de color, proporcionando nuevas texturas, junto al mobiliario y al menaje selecto utilizado.
Algunos de los núcleos húmedos disfrutan también de vistas directas al exterior.
Además, disponen de una zona de estar de uso privado.
La parte central del complejo lo ocupan las zonas de vida comunes, un comedor y un acogedor salón con un pequeño bar integrado, que incluye una sala de juegos.
Los acabados de madera vuelven a ser los protagonistas de suelos y techos, al igual que los elegantes muebles de diseño, destacando en este caso los acabados de los paramentos verticales, con aplacados de piedra azul.
Las condiciones geográficas y el clima extremo del lugar, con temperaturas que oscilan entre los 35°C en verano y -16°C en invierno, hacen que el proyecto destaque también por las soluciones sostenibles adoptadas. El cerramiento del edificio incorpora una membrana herméticamente sellada de gran eficiencia, así como doble acristalamiento en los cerramientos de vidrio.
Ventiladores y conducciones de aire proporcionan ventilación cruzada en verano, y se cuenta con un sistema de calefacción por suelo radiante abastecido por una bomba de calor geotérmica para el invierno, además de chimeneas de gas que crean una atmósfera acogedora y refuerzan el sistema de calefacción cuando es necesario.
El agua potable procede de un pozo, mientras que un sistema de captación de agua de lluvia proporciona el suministro de agua al complejo. A su vez, las aguas residuales son adecuadamente gestionadas con una pequeña planta de tratamiento.
Imágenes de Patrick Reynolds