La Pousada de Santa Bárbara, proyectada por Manuel Tainha, aunó la arquitectura tradicional portuguesa y las corrientes arquitectónicas contemporáneas, abriendo la vía de la modernidad en las construcciones turísticas del Portugal de los años cincuenta.
El proyecto turístico para la implantación de una serie de alojamientos regionales distribuidos por toda la geografía portuguesa, las denominadas pousadas, tuvo un primer desarrollo, en la década de 1940, a partir de una arquitectura de carácter regionalista, como por ejemplo, la Pousada de Santa Luzia (1942) en Elvas, de Jacobetty Rosa, la Pousada de São Gonçalo (1942) en Marão y la de Santo António (1943) en Serem, ambas de Rogério de Azevedo.
Será en una segunda fase, ya en los años 50 y 60, cuando se busque un cambio de imagen en este tipo de establecimientos turísticos, tendiendo a un regionalismo crítico abierto a la modernidad. En este contexto, resulta paradigmática la Pousada de Santa Bárbara (1955-1958, ampliación 1968-1971), en Oliveira do Hospital, proyectada por Manuel Tainha (1922-2012).
Fotografía de SIPA
El lugar donde se implanta la pousada se localiza en Póvoa das Quartas, en un terreno en pendiente con orientación sur y vistas hacia el valle del río Alva y la Sierra de la Estrella. La edificación se adapta a la topografía existente y hace de puente de unión entre los pinares y los viñedos del entorno.
Fotografía de SIPA
La adaptación a la pendiente permitió desarrollar el edificio en tres niveles, uno inferior para las áreas de servicio; uno intermedio, con acceso posterior, donde se ubican los espacios principales, la recepción, el bar, los comedores, la zonas sociales, sala de música, áreas de servicio con acceso exterior (cocina y lavandería) y dos unidades de alojamiento; y, finalmente, un nivel superior con catorce habitaciones, con orientación sureste.
El programa se desarrolla en torno a un patio, generando un fuerte contraste entre los espacios volcados hacia las vistas del entorno natural y el carácter intimista y recogido del corazón de la edificación.
Fotografías de SIPA
Ese mismo juego de dualidades caracteriza todo el proyecto. La composición de los volúmenes contrapone fachadas cerradas y masivas, principalmente en la parte posterior y zona de acceso rodado, en oposición a las estancias sociales de grandes paños acristalados.
Fotografía de Paulo Ribeiro de Jesus
Fotografía de Direção-Geral do Património Cultural
La fachada principal, abierta al paisaje, se estructura como un gran atrio. El cuerpo de habitaciones sobresale del volumen inferior y remarca su independencia apoyándose sobre una hilera de grandes columnas troncocónicas, consiguiendo una imagen similar al Albergue Pirovano, en Cervinia, de Franco Albini (1905-1977).
Fotografías de Catarina Botelho
El vuelo de las habitaciones produce un fuerte contraste de sombra, rompe la planitud del alzado y genera sensación de profundidad. La marcada horizontalidad del volumen de los balcones y su pieza de coronación contrasta con la gran esbeltez de los soportes.
Fotografía de Paulo Ribeiro de Jesus
Fotografía de Município de Oliveira do Hospital
La materialidad, las cubiertas inclinadas y las técnicas constructivas empleadas son una referencia clara a la arquitectura tradicional de la región. Destaca el uso de la piedra, el granito, de amplia tradición local, empleada como elemento estructural y como revestimiento, especialmente en pavimentos exteriores.
Fotografías de Direção-Geral do Património Cultural
El despiece, sobre todo en la parte inferior del volumen, los cuerpos posteriores de servicio y en los cerramientos del patio, se inspira en la disposición de los sillares en las construcciones locales.
Fotografía de Pedro Valente
Fotografía de Paulo Ribeiro de Jesus
Los cerramientos de las habitaciones, de fábrica de ladrillo enfoscada y pintada de blanco, oponen un aspecto de ligereza al carácter masivo y pesado de las plantas inferiores. La estructura de hormigón, vista en algunos elementos, se pinta de blanco en zunchos y dinteles, remarcando paños pétreos o marcando líneas y fragmentos.
Fotografía de Paulo Ribeiro de Jesus
Fotografía de SIPA
Los monumentales y escultóricos soportes de piedra enfatizan, aún más, el aire rústico y vernáculo de la edificación.
Fotografías de SIPA
Fotografía de Paulo Ribeiro de Jesus
En oposición a la piedra, la madera es el otro material dominante, generando una nueva dualidad. A parte de la escalera principal, la madera se emplea en revestimientos de suelos, techos, antepechos, celosías y carpinterías.
Fotografía de Catarina Botelho
Fotografía de SIPA
La decoración interior y el diseño de mobiliario fueron realizados, también, por el propio Manuel Tainha, en colaboración con el arquitecto Tierno Bagulho. En la idea de diseño global, se creó desde el equipamiento fijo y los muebles, hasta la señalización y los llaveros.
Fotografía de Catarina Botelho
Completando la decoración, se encargaron a João Abel Manta los tapices que adornaron la sala de relación social.
Fotografía de SIPA
La adecuación exterior y el tratamiento paisajístico fueron diseños de Gonçalo Ribeiro Telles, mientras que los elementos escultóricos, como la gárgola, corrieron a cargo de Fernando Conduto.
Fotografía de SIPA
Fotografía de Paulo Ribeiro de Jesus
El resultado conseguido es una simbiosis de formas inspiradas en la arquitectura moderna, tratadas a partir de unas técnicas constructivas y una materialidad de filiación tradicional. La imagen formal demuestra que es posible la superviviencia de la arquitectura vernácula, filtrada a través del tamiz de la modernidad.
Fotografía de SIPA
Fotografías de SIPA Sistema de Informação para o Património Arquitectónico, Direção-Geral do Património Cultural, Município de Oliveira do Hospital, Catarina Botelho, Paulo Ribeiro de Jesus y Pedro Valente