Una serie de bloques de hormigón ocre y patios dan por resultado un conjunto que ayuda a preservar el vasto acervo documental de una ciudad con una cultura milenaria
En el estado sureño de Oaxaca, México, hasta hace poco tiempo había una enorme incertidumbre por la falta de infraestructura necesaria para preservar una valiosa colección de documentos históricos que de otra manera corrían peligro de desaparecer.
A los documentos que ya se habían dañado y/o estaban diseminados por el territorio, había recolectarlos, restaurarlos, organizarlos y catalogarlos para ponerlos a disposición de investigadores, pero también de las autoridades y de la comunidad en general.
El equipo de la oficina española Mendaro Arquitectos fueron los encargados para diseñar y llevar a cabo una obra de arquitectura que protegiera el acervo documental de Oaxaca, pero también que generara un cambio positivo de un sitio de 12 hectáreas aproximadamente que había servido como cantera y desde el cual se extrajeron toneladas de piedra que ahora se ven en las fachadas de los edificios y calles, de ahí que el nuevo parque se llama simplemente Parque de las Canteras.
El complejo se estructura a través de patios, uno de los recursos arquitectónicos más ampliamente usados en la ciudad de Oaxaca pero de larga data cuando se trata de mantener un control de las circulaciones al igual que crear microclimas que hacen más placentera una tarde seca como las que se viven en la zona.
Alrededor de los patios se entrelazan en distintos volúmenes, a veces por medio de una planta libre, en otras con puentes, que siguen una lógica propia de la conservación documental. Es así como las áreas de mayor control como la dedicada a la consulta se encuentra más protegida del Sol por medio de cubiertas de dientes de sierra en un nivel superior y las zonas de esparcimiento y exposiciones públicas más bien se ubican en planta baja donde las familias pueden descansar y estar a la sombra en un espacio intermedio, ni interior ni exterior.
La trama ortogonal que es formada por el edificio es rodeada borde irregular lleno de rampas, otros puentes y vegetación local, mucha de ella existente desde antes de la construcción del proyecto. Con ello se logra una transición suave entre el complejo, el parque y la zona habitacional adyacente. Los muros de concreto color ocre facilitan una conexión material con el contexto inmediato, y hacen que los edificios funcionen metafóricamente como bloques pétreos, similares a los que hace varios años extrajeron de ahí.
Mendaro Arquitectos
Fotografías de Elena Marini Silvestri