La arquitectura residencial se decanta por una tendencia de mini-viviendas construidas por sus propietarios con espíritu sostenible y creativo.
Ser realmente autosuficiente es una de las metas de muchas personas, tener la suficiente capacidad para hacer cualquier cosa ellos mismo sin necesidad de ayuda o de pagar por ello es algo que en los últimos tiempos cada vez está más en boga cuando la sostenibilidad y ser conscientes del proceso de todo aquello que nos es útil es realmente importante para conseguir un planeta más sano y una vida mejor.
El self-building, o lo que es lo mismo auto-construcción, lleva años en marcha dentro de sector de la arquitectura, pero es cada vez más fácil ver más y más viviendas de magnífico diseño construidas por sus propios dueños.
Localizada en la isla de Skye , Escocia, en contramos uno de los más recientes proyectos del estudio de arquitectura Rural Design Architects. Un estudio encabezado por los arquitectos locales Alan Dickson y Gill Smith han llevado adelante el proyecto Fiskavaig, un proyecto de auto-construcción para Nicholas Middleton y Kate Prentice, una pareja que llevan adelante un negocio de vacaciones en la misma isla.
La pareja de propietarios solicitó una construcción pequeña y sencilla que les permitiese construir el proyecto desde los cimientos a los interiores y tenerla lista en menos de un año. De hecho, la pareja lleva a delante un blog donde documentó el proceso de creación al completo.
La vivienda fue concebida para adaptarse a su localización, adaptándose al paisaje y a las necesidades de sus propietarios puesto que se convertiría en una vivienda rural de alquiler. Su diseño se inspiró en sus otras dos propiedades (la casa y el gallinero), comparten características como un techo inclinado con revestimiento corrugado y zonas de revestimiento con tablones de madera que hace eco el revestimiento de madera lineal utilizado en el gallinero.
El estudio de 30 metros cuadrados proporciona una vivienda compacta de vacaciones para dos personas, un espacio que permite transformarse en lugar de trabajo para Middleton y Prentice. Una cocina de tan solo 2 metros de ancho y un cuarto de baño al cual se accede a través de una puerta corredera. Espacios pequeños maximizados con un ingenioso diseño minimalista. Además, la instalación de un inodoro ecológico seco, elimina la necesidad de un tanque séptico, y la construcción de paredes altamente aislantes minimizan la necesidad de calefacción la cual es suministrada por una pequeña estufa de leña y panel calentador de la toalla.
La construcción se basa en las ténicas de las conocidas Tiny House, un diseño apto para constructores novatos con mínimas herramientas y habilidades. A su mismo tiempo, se llevó adelante un estudio de necesidades materiales y dimensiones estándar para conseguir minimizar los residuos y maximizar la sostenibilidad del proyecto. Un proyecto que tuvo un coste final de 40.500 €.
Fotografía, David Barbour