Blackened Timber House es la transformación y ampliación de una vivienda existente para una pareja joven en County Meath, a cargo de Studio Red Architects, galardonada en los premios de arquitectura de Irlanda 2019.
La vivienda unifamiliar agrupa el programa en tres volúmenes tipo granero que hacen referencia a la arquitectura vernácula del lugar, a la vez que permiten sacar el máximo partido al lugar, la luz y la orientación.
Para ello, el volumen situado al norte se desplaza respecto de los otros dos, permitiendo crear un retranqueo que marca la entrada principal a la vivienda, a la vez que el saliente producido en la fachada opuesta se aprovecha para disponer una terraza exterior orientada al suroeste, a la cual vuelcan los espacios de vida.
Este volumen, de planta diáfana, alberga la mayor parte del programa de día, un amplio salón comedor con la cocina integrada, que disfruta de las vistas del paisaje cercano en prácticamente todas las direcciones, con conexión directa con la terraza exterior a través de la fachada sur.
Los otros dos volúmenes contienen la zona de noche, con tres dormitorios dobles situados en las esquinas y sendos baños que ocupan la parte central de la construcción, además de una segunda sala de estar que también disfruta de una comunicación directa con la terraza exterior, en esta ocasión orientada a poniente, además de conectar con la zona de día en el interior.
Los elementos de conexión entre volúmenes se aprovechan para disponer espacios de transición, que proporcionan mayor cantidad de luz natural gracias a sus cerramientos acristalados, y dotan a la vivienda de espacios multifuncionales que pueden ejercer de zona de estudio y trabajo.
La imagen exterior mantiene el mismo criterio de simplicidad, utilizando cuatro materiales básicos: el hormigón para el zócalo de la construcción, la madera para la parte ciega de la envolvente, y el vidrio para el cierre de los grandes ventanales insertados en marcos metálicos, mismo material de la cubierta, resuelta con chapa grecada.
La oscura paleta de colores, definida por el negro de la carpintería metálica y la cubierta, y el tratamiento aplicado a la madera de las fachadas, tablas de alerce carbonizadas para otorgar al material mayor durabilidad gracias a la tradicional técnica japonesa Shou Sugi Ban, permite que la edificación se integre perfectamente en el paisaje circundante.
Los acabados interiores, por el contrario, son claros y luminosos gracias a los paramentos y techos pintados de blanco y al tono del terrazo continuo del pavimento, que mantiene una continuidad material con la isla de la cocina.
El mobiliario aporta la nota cálida al conjunto, con nuevas texturas como la madera y los textiles, así como de color, donde destaca el amarillo que protagoniza elementos clave en diversos elementos de la vivienda, como la cocina o el hall de entrada.
Imágenes de Alice Clancy