EN BUSCA DE LA FELICIDAD

Casa del infinito: Alberto Campo Baeza (2ªparte)

Aquí os dejamos la 2ª entrega de la casa del infinito.

Casa del infinito: Alberto Campo Baeza (2ªparte)Casa del Infinito, Campo Baeza. fotografía Javier Callejas

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Aquí os dejamos la 2ª entrega de la casa del infinito.


Siempre he tenido la sensación, que tanto en el cine como en la TV, hay infinidad de ejemplos, donde se da a conocer y se valora la labor del profesional; médicos, periodistas, deportistas, policías, profesores…pero hay muy pocos ejemplos donde se refleje la verdadera importancia de la labor del arquitecto(os invitamos a que nos hagáis comentarios al final de la noticia, sobre series de Tv o películas donde se refleje positivamente o negativamente la labor del Arquitecto). Lo cierto es que ocurre todo lo contrario, casi siempre el malo o uno de los malos es el arquitecto, que lo presentan como alguien divino, que está por encima del bien y del mal, derrochador y excéntrico.



No digo que no los haya, como los hay en todas las profesiones, pero en este país, a pesar de que en los últimos años los medios de difusión, por encima de las buenas prácticas, han premiado más el espectáculo y la divinidad, existen muchos más ejemplos, de buen hacer y de una Arquitectura pensada, priorizando el uso y teniendo en cuenta al usuario, que de una Arquitectura tan solo de fachada y luces de neón. En algunos casos, puede que incluso la divinidad de la persona  sea compatible con la genialidad y las buenas artes del profesional. Y tampoco podemos generalizar, quizás hay ejemplos de esa Arquitectura emblemática que tanta crítica suscita, que tienen como meta el llamado reclamo turístico y cumplen con ese objetivo.



En este caso, estamos ante un arquitecto con unos valores muy claros sobre el objetivo social de debe cumplir la Arquitectura y que sin duda su obra construida y escrita, será objeto de estudio por las próximas generaciones de Arquitectos.





CASA DEL INFINITO. CASA VT. FICHA TÉCNICA



  • Arquitecto: Alberto Campo Baeza   

  • Situación: CÁDIZ

  • Promotor: Privado

  • Fecha de proyecto: 2012

  • Fecha de construcción: 2014

  • Superficie: 900 m²

  • Arquitectos colaboradores: Tomás Carranza, Javier Montero, Alejandro Cervilla García, Ignacio Aguirre López, Gaja Bieniasz, Agustín Gor, Sara Oneto

  • Estructura: Andrés Rubio Morán

  • Aparejador: Manuel Cebada Orrequia

  • Contratista: Chiclana

  • Control de calidad: Laboratorios Cogesur

  • Fotografía: Javier Callejas Sevilla  (javiercallejas@gmail.com; javier@javiercallejas.com, M. +34 649 68 50 70)




Os dejamos con una pequeña reseña de la trayectoria Alberto Campo Baeza y os recomendamos una reciente y brillante entrevista realizada por Pedro Torrijos en www.jotdown.es que podéis leer aquí.



Nace en Valladolid, donde su abuelo era arquitecto, vive desde los dos años en Cádiz, ciudad en que vio la Luz.



Es Catedrático de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de Madrid, ETSAM, en la que ha sido profesor durante más de 25 años. Ha impartido clases en la ETH de Zúrich y en la EPFL de Lausanne, así como en la Universidad de Pennsylvania en Filadelfia.



Sus obras han tenido un amplio reconocimiento. Desde la Casa Turégano o De Blas, ambas en Madrid, hasta las casas Gaspar, Asencio y Guerrero en Cádiz. Y la Caja de Granada y el Museo MA, ambos en Granada. Y la plaza Entre Catedrales en Cádiz y las casas Moliner en Zaragoza y Rufo en Toledo. La Casa Olnick Spanu en Nueva York y la Guardería para Benetton en Venecia. En 2012 terminó un edificio de oficinas en Zamora. Y en 2014 la Casa del Infinito en Cádiz.





Se han publicado más de 30 ediciones de su libro de textos “La Idea Construida” en varios idiomas. En 2009 se editó una segunda colección de sus textos “Pensar con las Manos”. Y acaba de aparecer la última edición de su último libro de textos ¨Principia Architectonica¨.



Ha expuesto su obra en el Crown Hall de Mies en la IIT de Chicago y en la Basílica de Palladio en Vicenza. En el Urban Center de Nueva York y en la Iglesia de Santa Irene en Estambul. Y en San Pietro in Montorio en Roma, en la prestigiosa MA Gallery de Toto en Tokyo o en el MAXXI de Roma. Más recientemente en la American Academy of Arts and Letters de Nueva York y en la Fundación Pibamarmi de Vicenza.



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2 Comentarios
Imagen de Anónimo
Casa del infinito: Alberto Campo Baeza (2ªparte)

Sin duda alguna, Alberto Campo Baeza ha sido un gran inspirador tanto en mi formación como en mi profesión como arquitecto, sus obras son pura belleza y un ejemplo de buena arquitectura. En cuanto a lo que se comenta de nuestra reputación, es una lucha constante y triste al mismo tiempo. Uno va al médico, y para empezar, se le trata de primeras de doctor, cosa que no siempre es así, y nadie le dice lo que tiene que recetarle, solo le comenta lo que le duele y el médico le da su correspondiente tratamiento (que quede claro mi respeto para los médicos por supuesto). Uno va al abogado, y frente algún pleito, por ejemplo, se le expone el problema y es el abogado quien dispone lo que se debe hacer,... Pero los arquitectos, más acrecentado aún nuestra mala fama por ciertos colegas de profesión y por las malas praxis en la anterior crisis económica del ladrillo, han servido para infravalorar nuestra reputación, nuestro saber hacer y nuestros honorarios, sin saber todo lo que cuesta a uno hacer un proyecto, las responsabilidades civiles que conllevan y el tiempo invertido. Una pena, sobretodo en los tiempos que corren, que se haya generalizado este aspecto y que se no haya dejado de lado en aspectos tan necesarios para el bienestar de los ciudadanos, como el buen urbanismo, los espacios acondicionados y dotacionales y por tanto, tenemos hoy día ciudades y lugares que no transmiten ni un ápice de belleza o emoción. Espero que poco a poco, y entre todos, podamos cambiar esto. Un saludo

Imagen de mbusca
Casa del infinito: Alberto Campo Baeza (2ªparte)

#1 Buenos días Sergio, gracias po su aportación. Gracias, saludos.

Sin duda alguna, Alberto Campo Baeza ha sido un gran inspirador tanto en mi formación como en mi profesión como arquitecto, sus obras son pura belleza y un ejemplo de buena arquitectura. En cuanto a lo que se comenta de nuestra reputación, es una lucha constante y triste al mismo tiempo. Uno va al médico, y para empezar, se le trata de primeras de doctor, cosa que no siempre es así, y nadie le dice lo que tiene que recetarle, solo le comenta lo que le duele y el médico le da su correspondiente tratamiento (que quede claro mi respeto para los médicos por supuesto). Uno va al abogado, y frente algún pleito, por ejemplo, se le expone el problema y es el abogado quien dispone lo que se debe hacer,... Pero los arquitectos, más acrecentado aún nuestra mala fama por ciertos colegas de profesión y por las malas praxis en la anterior crisis económica del ladrillo, han servido para infravalorar nuestra reputación, nuestro saber hacer y nuestros honorarios, sin saber todo lo que cuesta a uno hacer un proyecto, las responsabilidades civiles que conllevan y el tiempo invertido. Una pena, sobretodo en los tiempos que corren, que se haya generalizado este aspecto y que se no haya dejado de lado en aspectos tan necesarios para el bienestar de los ciudadanos, como el buen urbanismo, los espacios acondicionados y dotacionales y por tanto, tenemos hoy día ciudades y lugares que no transmiten ni un ápice de belleza o emoción. Espero que poco a poco, y entre todos, podamos cambiar esto. Un saludo

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