Esta vivienda entre medianeras diseñada por Equipo Olivares, arranca con una operación esencial, dividiendo en dos franjas la parcela disponible. Así, a un lado la superficie construida; al otro, espacio, aire y luz
Un estrecho prisma de 4 alturas concentra los usos principales (la planta baja con un local independiente y acceso general; planta 1ª de uso común, la 2ª para los padres, un tercer nivel destinado a los hijos y al final, la cubierta con vistas como complemento lúdico). Mientras, su negativo constituye un generoso espacio bajo el cielo enmarcado. Arbolado, íntimo, sombreado y a la vez luminoso: verdadero corazón de la vivienda, la luz penetra filtrándose por las celosías, cambiando la experiencia en cada estación y a diferentes horas. En suma, es una vivienda pensada para el clima de las islas, en la que se diluyen los márgenes y puede vivirse mucho en el exterior.
El ingreso se produce traspasando una grieta, un respiradero separado levemente de la fachada tras el cual atravesamos el espacio de bienvenida, un lugar desnudo también disponible como aparcamiento. Al fondo, la escalera plegada de hormigón, abierta aunque al amparo de la lluvia por un volumen superior, es una escultura que sugiere el recorrido. Un breve trayecto junto a una palmera real nos conduce al patio principal, a una cota superior, por el que accedemos finalmente al espacio doméstico.
Al hilo de la idea matriz, buscamos así mismo componer una fachada sencilla: un zócalo inferior, de brillante chapa de acero lacada, sobre el cual se despliega verticalmente la amplia celosía como un calado textil que va diluyéndose, jugando con la luz solar, a medida que gana altura. Como complemento, tras la persiana microperforada del local de planta baja, se desvela una caja de madera, cálido contrapunto que lo distingue revelando su uso alternativo.
Por lo demás, los pavimentos son de hormigón (pulido en los interiores, en losas flotantes en el patio central) o de bambú en la cubierta festiva. Y en fin, tratando de ser sintéticos, la claridad del color blanco subraya la luminosidad interior mediante un simple contraste de texturas: tradicional revoco de picón, chapa de aluminio grecada, acabado acrílico liso, bloques aparejados o mármol de Carrara para tenderse al sol junto a la pequeña piscina en la azotea.
Equipo Olivares
Fotografías de José Oller