Cloister House es una casa patio de hormigón reciclado ubicada en Perth, Australia Occidental, con la que MORQ Architecture da respuesta a los condicionantes del entorno próximo y a las necesidades de los clientes, una pareja con dos hijos mayores.
La vivienda, situada en una parcela situada frente a una carretera concurrida y ruidosa, opta por cerrarse por completo al vecindario, creando una envolvente de hormigón prácticamente ciega, en la que solo se abren rasgaduras puntuales de corte vertical, que apenas permiten vislumbrar el entorno desde el interior, garantizando la privacidad de sus habitantes.
La vivienda vuelva a un patio ajardinado interior que se convierte en el corazón de la casa. Se trata de un patio en forma de L al que vuelcan las estancias principales, proporcionando luz y ventilación a las mismas, las cuales disfrutan a su vez de la abundante vegetación tropical que coloniza el espacio exterior.
Las distintas dependencias se organizan en torno al patio de una forma jerarquizada, reservando la parte delantera de la casa para las estancias de día y el dormitorio principal de los propietarios, mientras que la parte trasera de la vivienda se reserva a las habitaciones secundarias, ubicadas detrás del área de la cocina, junto a los baños, zona reservada a los hijos de la familia, visitantes habituales de la residencia de sus progenitores.
Los espacios no sólo quedan jerarquizados en función de su posición respecto al acceso, desde más público a más privado a medida que nos adentramos en la vivienda, sino por su altura y escala. El salón comedor disfruta de un espacio amplio y diáfano, casi cúbico, gracias a su generosa altura libre, que alcanza los 4,2 m.
La cocina, por el contrario, con un techo más bajo, es un espacio alargado y minimalista, con la única presencia de una potente isla central de hormigón y madera.
Grandes ventanas correderas de madera y vidrio abren estos espacios hacia el patio ajardinado, bañando de una luz difusa y matizada el espacio interior.
Estos ventanales permiten a su vez el acceso al patio, diluyendo el límite entre interior y exterior.
El minimalismo también alcanza la concepción material de la vivienda, que opta por el uso de solo unos pocos materiales: hormigón, madera y vidrio.
El hormigón in situ colocado utilizando la antigua técnica de pisé, como si de un tapial se tratase, sustituyendo tan sólo la tierra por el hormigón, protagoniza los muros estructurales y de cerramiento, los cuales quedan desnudos tanto en su cara interior como exterior, determinando la estética de la vivienda. Además, esta estructura masiva atenúa las fluctuaciones de temperatura gracias a su inercia térmica, garantizando el confort del ambiente interior.
La madera utilizada tiene un tono natural rojizo, contrastando su color y textura con el hormigón, materializando en este caso tanto las vigas y viguetas de los forjados como las carpinterías y algunos de los elementos fijos de mobiliario, otorgando calidez y calidad a los espacios.
El pavimento, tanto interior como exterior, lo constituyen baldosas de hormigón ligeramente pulido, apostando por la continuidad material y manteniendo una paleta de colores prácticamente monocroma.
Imágenes de Givlio Aristide
Me parece una idea genial, además de reducir las emisiones contaminantes. Bravo. La verdad es que últimamente estoy viendo casas de hormigón que son una auténtica pasada,