En muchas ocasiones se necesita asignar nuevos usos a edificaciones históricas para que resulte económicamente viable restaurarlas y conservarlas. Reconvertir espacios es en estos casos la solución, como ocurre en la librería Selexyz Dominicanen de Maastricht.
La localidad holandesa de Maastricht cuenta con una de las librerías más interesantes de Europa, albergada entre los muros góticos de una Iglesia del siglo XIII.
Esta Iglesia gótica consagrada a la orden de los Dominicos en el año 1294 se ha convertido en un templo para los libros. Los arquitectos Merkx y Girod fueron los encargados de diseñar el nuevo espacio interior, de adaptar el nuevo uso al antiguo continente. En tan sólo 750 m2 de superficie consiguieron desarrollar los 1200 m2 de espacio comercial que se requerían. La idea inicial del cliente era zonificar horizontalmente construyendo una nueva planta. Esta intervención hubiese desvirtuado el espacio arquitectónico, fracturándolo e impidiendo percibir la grandiosidad del edificio con sus techos tan altos. Los arquitectos que rechazaron esta idea, propusieron una solución ingeniosa que no sólo respeta la esencia del edificio sino que la ensalza, Enfatizando la altura del mismo y su arquitectura excepcional.
La solución, un multi-nivel, una pasarela monumental negra, de acero, de varias alturas que contiene los estantes para los libros, situada asimétricamente en la iglesia. De manera que el lado izquierdo de la Iglesia conserva su altura completa mientras que en el derecho los visitantes circulan por los niveles superiores de esta “pasarela de libros”. Según van ascendiendo éstos, caminando entre libros, alcanzan el nivel superior, en el que experimentan las colosales dimensiones de la iglesia y pueden ver de cerca las fantásticas pinturas murales históricas.
En esta librería la modernidad dialoga con la historia. El acero perforado empleado en la construcción de las pasarelas, que les da ligereza y transparencia a pesar de su tamaño, está en buena sintonía con los gruesos muros de piedra, los altos techos de bóvedas nervadas y los grandes ventanales góticos, que además favorecen la luminosidad interior creando un ambiente casi místico.
El proyecto ganó el prestigioso premio Lensvelt, de diseño de arquitectura interior, en 2007.
© Fotos arquitectos: merkx-girod
Artículo redactado por Marta Mompó García.