Este proyecto de “Brullet - De Luna arquitectes” comprende la restauración y remodelación de la “nave de blanqueo” de la Cooperativa Obrera Mataronense proyectada por el arquitecto Antoni Gaudí. Otorga un nuevo uso polivalente a este espacio que se encontraba hartamente degradado.
Sin apenas información sobre su construcción original, los arquitectos comenzaron con un levantamiento gráfico exhaustivo para conocer el estado del edificio y poder plantear la reconstrucción de aquellas partes que habían desparecido. Plantearon un proyecto que recuperaba el volumen y el espacio del edificio en origen.
Gaudí proyectó la estructura portante mediante arcos parabólicos construidos con tres capas de tablones de madera de poca longitud enlazados por pernos capaces de salvar los 12 metros luz libre de la planta. La estructura se convierte en la protagonista. Esta modesta nave del arquitecto es sin embargo importante para entender la evolución de su obra dada la importancia que tienen los temas puramente constructivos.
Dotar de nuevos usos a la nave suponía que el edificio restaurado debía contar con buenas prestaciones ambientales y adecuados equipamientos modernos. Los arquitectos, Manel Brullet y Alfonso de Luna, construyeron un espacio subterráneo bajo las cuatro primeras crujías de la nave, donde se ubicó la maquinaría del aire acondicionado, los nuevos servicios sanitarios, la maquinaría del nuevo ascensor, una escalera y un almacén.
Los arcos de la estructura habían sido amputados por un edificio contiguo, tuvieron que rehacerse invadiendo la actual calzada. Construyeron un muro paralelo a la calle recuperando así la implantación original y el espacio desaparecido.
En el recalculo de la estructura existente vieron que los arcos parabólicos resistían las cargas de forma muy precaria, es por ello que reforzaron la conexión entre las tres capas de madera mediante placas de acero inoxidable encastradas a cada lado de la capa central.
El tratamiento en las fachadas fue diferente según el contexto. Las fachadas sur y este se construyeron según una fotografía histórica realizada por Joan Bergós. La fachada oeste, imposible de recuperar, se proyectó nueva empleando cristal traslúcido y opal, distinguiéndola así de la que pudiese ser la original. Ésta cuenta con una cámara de aire y un tratamiento especial que permite aumentar la iluminación natural de la nave adecuándola a sus nuevos usos.
La fachada norte, desparecida, se construyó totalmente acristalada, abriendo el edificio a la vía pública. Se eligió el cristal, traslúcido u opal, como elemento diferenciador entre los elementos originales de finales del siglo XIX y los nuevos contemporáneos. Haciendo fácil la distinción entre histórico y moderno al ojo del visitante.
La intervención recibió el Premio “Catalunya Construcció” en 2009.
© Fotos Lluís Casals, Miquel Tres, Juny Brullet
© Planos Manel Brullet y Alfonso de Luna