Tres de los arquitectos españoles más reconocidos e importantes del siglo XX, Alejandro de la Sota, José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún, trabajaron juntos en el proyecto para la Residencia Infantil de verano en Miraflores de la Sierra, a 50 kilómetros de Madrid, tras ganar el concurso en 1957. Un magnífico edificio que quedó enmascarado tras la reforma que hace unas décadas se llevó a cabo.
© Imagen postalesinventadas.com
Se construyó durante dos veranos consecutivos, ya que la climatología del lugar era, y es, extrema, con muy duros inviernos. La residencia infantil sería utilizada por los hijos de los empleados de Cristalera Española, de ahí que se le conozca hoy con el nombre de “la Cristalera”.
© Imagen lacristalera.com
Una idea básica, rotunda, resuelta con los materiales esenciales, sin “maquillajes”. Se proyectó como una cubierta y un suelo. Durante el primer verano se edificó el “suelo”, muros macizos de piedra y hormigón construido por obreros canteros de la localidad, adaptado al terreno, a su topografía. La “cubierta” llegó el segundo verano, pilares de hierro que sustentan la cubierta de madera y uralita, cerramientos de carpintería metálica de grandes cristaleras, todo fabricado en Madrid durante el invierno para su posterior montaje en obra.
© Imagen lacristalera.com
Dada su implantación en un terreno con pendiente el edificio se escalonó cubriéndose con una cubierta que discurre paralela al perfil del monte. Vigas de 6 metros separadas cada 3 metros modulan toda la construcción. Sobre éstas un sándwich formado por dos tableros de madera con lana de vidrio entre medias, encima uralita pintada de blanco. Para iluminar los espacios centrales se recurrió a la colocación de largas tiras de vidrio ondulado en la cubierta.
© Imagen lacristalera.com
Transversalmente el edificio queda dividido en dos por un pasadizo en cuesta que separa la zona de día de la zona de noche. A la cabeza de éste se sitúa el despacho y la residencia de la directora del centro. La zona de día se distribuye en tres planos escalonados, un primer plano en el que se desarrollan los “juegos brutos” que se expande totalmente al exterior, un plano intermedio para los “juegos cultos” y un plano inferior en el que se dispone el comedor cerrado por grandes cristaleras. La zona de noche, los dormitorios, están iluminados cenitalmente y disfrutan de ventilación alta cruzada, se desarrollan en dos planos aterrazados. Los aseos están en semisótanos.
© Imagen lacristalera.com
La Universidad Autónoma de Madrid adquirió el edificio y en la actualidad lo emplean como sede para cursos y eventos durante todo el año. Anteriormente fue del Ministerio del Interior, que lo empleó como lugar de descanso para políticos y guardiaciviles. En esta época fue cuando se reformó, transformando el carácter del edificio. Las fachadas se forraron casi íntegramente de piedra disponiendo pequeños huecos convencionales donde antes lucían espectaculares cristaleras. Las carpinterías y los pilares metálicos se cubrieron con madera y la cubierta con tejas. La ligereza y la modernidad que caracterizaban al edificio se perdieron para siempre.
Aún con el convencimiento de devolver la magistral construcción a su origen difícil sería conseguir ahora el dinero necesario, siempre es más sencillo “maquillar” que “desmaquillar lo enmascarado”.
© Imagen lacristalera.com
© Planos proyectos4etsa.wordpress.com
siendo propiedad de la administarcion no hay justificacion para no devolver a esta obra su aspecto original.
se debe promover una campaña para hacerlo.
aconsejo ponerse en contacto con 'madrid ciudadania y patrimonio' (mcyp), organizacion sin afan de luco que trata estos temas
Muchas gracias.
Un saludo.