HISTORIA ARQUITECTURA

Edificios comerciales. El nacimiento de los centros comerciales

Nacidos para facilitarnos la tarea de las compras se han convertido en un lugar de reunión. La arquitectura dedicada al comercio es todo un arte que llegó a la cultura europea hace más de un siglo.

Edificios comerciales. El nacimiento de los centros comercialesKaufhaus Tietz (Berlín). Arquitectos Bernhard Serhring y L. Lachmann

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Nacidos para facilitarnos la tarea de las compras se han convertido en un lugar de reunión. La arquitectura dedicada al comercio es todo un arte que llegó a la cultura europea hace más de un siglo.


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Los últimos años del siglo XIX fueron los pioneros en la creación de espacios especializados al comercio, una tipología de negocios exportados de la nueva cultura Norte Americana dedicados a la venta al por menor con una estética interior más cuidada para la atracción del cliente exigente. El modernismo fue más allá del diseño rígido y ajustado del edificio consiguiendo así un nuevo método transgresor en la arquitectura que llega hasta nuestros días.



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El Art Nouveau servía de maravilla para usos industriales, grandes luces, amplitud de espacios interiores y cristaleras con magnificencia, características ideales para sacar el máximo potencial de los nuevos almacenes comerciales donde pequeños y grandes comercios colmaban con sus productos exclusivos y artesanos. Como resultado de esta perfecta simbiosis nacieron los nuevos edificios destinados al lucro, magníficos palacios como el conocido Samaritaine del arquitecto Frantz Jourdain, en la ciudad de París, o el Warenhaus de los hermanos Wertheim, en Berlin, un edificio en el que las salas comerciales acaparaban plantas enteras y la fachada al completo quedó convertida en un escaparate.



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Una de las grandes edificaciones comerciales de la época fue el Kaufhaus Tietz (Almacén Comercial Tietz) de Berlín, un proyecto de los arquitectos alemanes Bernhard Serhring y L. Lachmann, siendo además reconocida como una de las más importantes contribuciones judías al modernismo, especialmente en una época tan controversa. Enormes escaparates de 25x18 metros abarcaban todas y cada una de las plantas, vitrinas estáticas para el gozo de los viandantes que permitían el paso de luz natural en una época en la que la electricidad era una recién llegada.  Los pilares de soporte estaban retirados dos metros desde el frente creando un magnífico voladizo y espacio libre interior que conseguía una mejora en la fluidez de la circulación. Y como coronación del Kaufhaus Tietz, una esfera terrestre de cristal de más de cuatro metros de diámetro se iluminaba cada noche.



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