A los 20 años de su marcha, analizamos la trayectoria y las obras de una de las figuras más icónicas del panorama nacional e internacional de la arquitectura, cuyos principios continúan sirviéndonos de inspiración hoy en día
Enric Miralles fue uno de los arquitectos españoles más representativo del siglo XX. Nació en Barcelona en 1955, y estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, completando sus estudios en la Universidad de Columbia. Cuando finalizó sus estudios, se inició en el estudio de arquitectura de Albert Viaplana y Helio Piñón, junto a quienes trabajó diez años (1973 – 1983).
Enric Miralles y Carme Pinós, junto al proyecto del Cementerio de Igualada - Revista “El Croquis” nº 30 y nº 49-50
Después de esta etapa de formación, montó su propio estudio junto a su primera mujer, Carme Pinós, con la que compartió importantes proyectos, tales como el Cementerio de Igualada. A continuación, trabajó solo desde 1990 hasta 1994, cuando se asoció a su segunda mujer, Benedetta Tagliabue, formando juntos EMBT, estudio que actualmente mantiene su actividad. De este periodo pueden destacarse obras como el mercado de Santa Caterina o el nuevo Parlamento de Edimburgo. En esta etapa destaca una arquitectura más exuberante y arrolladora, aunque siempre manteniendo un fuerte respeto por el lugar.
Enric Miralles y Benedetta Tagliabue (1997) - Fotografía de Josep García
Además de su actividad profesional, Miralles también se involucró en la faceta académica de la arquitectura. Fue profesor visitante Fullbright en la Universidad de Columbia en el curso 1980-81, y escribió la tesis doctoral “Las cosas vistas hacia la izquierda y la derecha (también sin gafas)”. Más adelante, fue profesor de la ETSAB con la Cátedra de Arquitectura desde 1996, director y profesor de las clases magistrales en el Städleschule de Frankfurt-am-Main desde 1990, profesor en la Universidad de Harvard y en la Cátedra Kenzo Tange desde 1992. También fue profesor invitado y conferenciante en varias universidades de diversos países.
Su trabajo ha tenido una gran repercusión, dentro y fuera de España, siendo uno de los arquitectos de su generación con mayor reconocimiento internacional. En 1995 recibió el Premio Nacional de Arquitectura, y en 1996 el “León de Oro” en la Bienal de Arquitectura de Venecia. Desafortunadamente, un tumor cerebral precipitó su muerte en julio del año 2000, en el punto álgido de su carrera.
Cementerio de Igualada, Enric Miralles y Carme Pinós - Fotografía de Hisao Suzuki
Si analizamos su legado, descubrimos una arquitectura de intensidad, con sello propio y un fuerte arraigo al lugar. Profundizamos en estos aspectos analizando dos de sus obras, correspondientes a las dos etapas profesionales de su vida.
Escuela hogar en Morella (1986-1993)
Finalista del premio Mies van der Rohe, es una de las obras que mejor habla de la esencia arquitectónica de la etapa de Miralles junto a Pinós. Su distribución en planta, morfología y materialidad encuentra grandes semejanzas con otros proyectos, tales como el Tiro con Arco Olímpico o el Cementerio de Igualada.
Escuela-Hogar de Morella, Enric Miralles y Carme Pinós - Plano de situación (Estudio Carme Pinós)
El proyecto se asienta bajo la montaña ocupada por el núcleo urbano de Morella, que incluye su castillo, muralla medieval y un amplio patrimonio histórico. Por tanto, los principales condicionantes de partida son la escarpada topografía y el contexto histórico-patrimonial. La adaptación al terreno se resuelve articulando el programa de forma fragmentada, disponiendo los distintos elementos de forma seriada y escalonada, de forma que se mantienen conectados, pero en progresiva adaptación al nivel, y generando una gran riqueza espacial y visual. Los volúmenes presentan una altura moderada, adaptándose al descenso de la montaña.
Escuela-Hogar de Morella, Enric Miralles y Carme Pinós - Fotografía de Duccio Malagamba (Estudio Carme Pinós)
Al llegar por el camino superior, aparece el área de la escuela, un triángulo que conforma el volumen más grande del conjunto. Su aspecto desde la calle es austero: un plano horizontal de cubierta sobre una rasgadura horizontal de vidrio y muro de hormigón. Al entrar en el conjunto, ya podemos apreciar la seriación de los volúmenes, el juego de los patios, y la riqueza espacial que aportan las cubiertas transitables, que permiten disfrutar de la complejidad volumétrica del edificio. El hogar se sitúa en el área más recogida y resguardada, al abrigo de la naturaleza.
Cabe destacar en el proyecto el cuidado por los detalles, tales como el cuidado color beis del hormigón en consonancia con el entorno, la seriación de la figura romboide, omnipresente (en la configuración de los volúmenes en planta, en los módulos de las barandillas, en los despieces de las puertas…) o la textura del hormigonado dispuesta en diagonal respecto a los paramentos. Todos estos detalles buscan la unidad e identidad propia del proyecto.
Escuela-Hogar de Morella, detalles de barandillas y texturas de hormigón, Enric Miralles y Carme Pinós -
Fotografía de Duccio Malagamba (Estudio Carme Pinós)
Renovación del mercado Santa Caterina
El proyecto se inició a raíz de un concurso para restaurar el mercado de Santa Caterina, ubicado en la Ciutat Vella, en Barcelona, que Miralles ganó junto a Benedetta Tagliabue con su estudio EMBT. El objetivo de su propuesta fusionar lo existente con lo nuevo en una atrevida coordinación, resolviendo los problemas que presentaba el área con una mejor organización de los sistemas de acceso, servicios y zonificación de los comercios, y ampliando a su vez el programa con una zona residencial y espacios públicos que mejoraran la integración de las actividades del barrio.
Renovación del Mercado de Santa Caterina, Enric Miralles y Benedetta Tagliabue - Fotografía de Roland Halbe (EMBT)
Fieles al respeto por el entorno, el proyecto mantiene partes de la estructura existentes con una discreta restauración, pero destaca por la incorporación de una nueva y colorida cubierta al mercado, cuyos planos ondulantes se revisten exteriormente de pequeñas piezas hexagonales, que forman a su vez hexágonos más grandes, que mediante su coordinación de colores conforman el tapiz colorido de la cubierta. El objetivo de esta atrevida propuesta era demostrar las posibilidades de convivencia entre lo nuevo y lo viejo, dándole a lo viejo una segunda oportunidad.
Renovación del Mercado de Santa Caterina, detalle de las piezas hexagonales, Enric Miralles y Benedetta Tagliabue - Fotografía de Alex Gaultier (EMBT)
En esta segunda etapa de Miralles, se puede destacar un diseño más atrevido en cuanto a formas, colores y fusiones de planteamientos, pero se siguen percibiendo los principales aspectos de su primera etapa, tales como el respeto por el lugar, el cuidado por los detalles y la seriación.
INFORMACIÓN DEL ARQUITECTO
Fundació Enric Miralles
Estudio Carme Pinós
Estudio Miralles Tabliabue EMBT