La nueva estación de tren de alta velocidad de Kenitra, Marruecos, una joya que enmarca la identidad renovada de la arquitectura tradicional marroquí y forma parte de un proyecto de movilidad e infraestructura en África, que busca conectar el mar Mediterráneo con el océano Atlántico
La estación de tren de Kenitra ganó el "Premio Especial Exterior", en el Premio Versalles en la categoría "Estaciones de pasajeros 2019". La estación marroquí destaca por su diseño exterior sobresaliente, su eficiencia energética y el respeto al medio ambiente ha sido obra del trabajo de colaboración entre arquitectos de dos firmas internacionales: una, Silvio d’Ascia Architecture, la agencia de diseño internacional con sede en París, y otra, la firma marroquí Omar Kobbité Architecture, ambos presentes en la entrega de premios.
La estación de Kenitra aparece como un estuche precioso integrado en el entorno urbano de la ciudad y ofrece una nueva interpretación de la arquitectura tradicional marroquí. En efecto, los arquitectos han propuesto a escala urbana un elemento típico de la arquitectura árabe: la mashrabiyya, una celosía que, colocada delante de las ventanas, favorece la ventilación natural de los espacios, al tiempo que protege de miradas indiscretas. Asociando el progreso socioeconómico y tecnológico concretado por la llegada del TAV Al Boraq.
Esta ampliación del elemento arquitectónico "moucharabieh" ofrece una forma de hacer frente a las fuertes variaciones estacionales de las temperaturas exteriores de la estación. Esta piel activa y porosa filtra de forma natural la luz y el aire para garantizar unas temperaturas interiores confortables. Las sombras proyectadas por los bloques funcionales sobre el suelo de mármol gris y las superficies acristaladas de las fachadas, que evolucionan con la estación y la hora del día, son el resultado poético de la regulación térmica natural asegurada por el elemento "moucharabieh".
El sistema estructural constituye la expresión del edificio. El volumen prismático de 200 metros de longitud y 12 de altura se reviste con un cascarón de bloques triangulares perforados de concreto de alta resistencia, que permiten el paso de la luz y aportan al control climático en las diferentes estaciones del año. La geometría de este patrón repetitivo reinterpreta la celosía, propia de las construcciones del mundo árabe, como un elemento a gran escala.
El motivo del triángulo en la piel del edificio está inspirado en las composiciones geométricas de la arquitectura islámica. Expandido a la escala de un edificio urbano para crear el equilibrio perfecto entre luz, sombra y transparencia, el motivo de la fachada se convierte en un enorme marco y filtro a través del cual se puede ver la ciudad.
La estación cuenta con dos entradas que corresponden a las dos partes de la ciudad, norte y sur. En el lado norte, el que da al centro histórico, hay un espacio público abierto a todos, organizado en tres bloques de funciones y subdividido en tres niveles, más el aparcamiento subterráneo ubicado bajo la plaza.
A su vez, una secuencia de arcos parabólicos con alturas diferentes recorre las fachadas para generar accesos a la estación y ventanales hacia la plaza contigua. La condición porosa del proyecto admite una perspectiva fragmentada del paisaje urbano y produce un interior confortable, con el piso de mármol gris inundado de luces y sombras proyectadas desde la cubierta y las fachadas. Durante la noche, el efecto se invierte y el edificio se comporta como una lámpara gigante.
La tecnificación de una de las tradiciones más típicas de la arquitectura local logra un proyecto que sintetiza sus aspectos técnicos, espaciales, funcionales y estéticos en una única respuesta. Una celosía hecha espacio, un calado convertido en edificio. Lo vernáculo se traduce a lo tecnológico en una obra que trasciende su condición utilitaria para construir la ciudad del futuro sin olvidar el pasado.
Omar Kobbité Architects, Silvio d'Ascia Architecture
Escrito por Doha Mahmoudi de MARRUECOS
Fotografías de Takuji Shimmura