Gotland Summer House es la casa de verano de una joven familia en una isla en el Mar Báltico, rodeada de campos y bosques, con un diseño de Enflo Arkitekter que aúna tradición y contemporaneidad, a la par que ecología y sostenibilidad.
Se trata de una casa tipo granero, que rememora las estructuras rurales tradicionales de la isla. Un volumen de planta rectangular, alargado y estrecho, totalmente diáfano, rematado en la parte superior con una cubierta a dos aguas de gran pendiente, que permite aprovechar su considerable altura libre para disponer de espacios tipo buhardilla que multiplican la superficie útil de la vivienda.
La forma elegida permite por un lado liberar la planta de la presencia de elementos estructurales, y por otro garantizar que todos los espacios sean exteriores, algunos de ellos ocupando toda la crujía, como es el caso de la zona de día, que dispone de grandes superficies acristaladas en sus fachadas, que conectan el interior con el paisaje circundante.
El programa de la vivienda se divide en dos partes perfectamente diferenciadas, que ocupan sendos extremos de la pastilla. En el ala este se encuentran los espacios principales de la residencia de verano, un gran salón comedor con cocina integrada que disfruta de la totalidad de la altura libre, abierto hacia la terraza exterior cubierta que ocupa la parte central de la construcción, así como al paisaje circundante a través de los ventanales que recorren la fachada de suelo a techo.
En el extremo de la pieza se sitúan los dormitorios y el baño, que disponen de ventanas de corte vertical que aparecen en la fachada como finas rasgaduras, eliminando algunos de los listones de madera que configuran la envolvente.
Sobre los dormitorios se encuentra un espacio libre multiusos tipo buhardilla, iluminado por dos lucernarios abiertos en la vertiente sur de la cubierta inclinada, que inundan de luz el interior.
En el extremo oeste de la pastilla, separado por la terraza exterior de la vivienda principal, se encuentra una segunda pieza de menor dimensión, una pequeña casa de invitados que cuenta con una habitación y un baño, además de un segundo espacio tipo buhardilla en la parte superior y un armario de almacenamiento con acceso desde la terraza cubierta. Además, cuenta con un acceso independiente desde el testero, que comunica a través de un pequeño corredor con la terraza central.
Uno de los elementos más singulares de la vivienda es su materialidad, cuya protagonista es la madera, presente tanto en los elementos estructurales como en la envolvente y los acabados. Se trata de madera de pino local, que varía el tratamiento superficial en función del lugar en que se dispone, pasando desde un tratamiento alquitranado en la fachada, que oscurece los listones de madera que configuran la envolvente garantizando su integración en el paisaje, a la madera pintada de blanco como acabado de todas las superficies verticales interiores de la vivienda y de la cubierta, o al acabado natural de la tarima dispuesta como pavimento.
La casa además cuenta con una gran contraventana corredera que se desliza en paralelo a la envolvente como una segunda piel de la fachada, la cual permite controlar tanto la incidencia del sol sobre las superficies acristaladas de la zona de día, garantizando el confort térmico del espacio interior, como el azote del sol y el viento sobre los espacios exteriores, todo ello sin interrumpir la conexión visual con el entorno ni impedir la entrada de luz natural gracias al espaciado de los listones de madera que la configuran.
La vivienda dispone también de una chimenea de biomasa situada en la zona de día, que climatiza todo el espacio interior gracias a su planta abierta.
Imágenes de Joaquim Belaieff