Ca’n Terra nace de la necesidad de buscar el equilibrio entre el hábitat natural y el construido, el diálogo entre la arquitectura y la historia
Situada en la isla de Menorca, encontramos una antigua cantera de Marés cuya arquitectura nos deja boquiabiertos. Utilizada como deposito de municiones durante la Guerra civil española y más tarde abandonando, Ca'n Terra explora el modo de habitar la vivienda redescubriendo la cantera décadas más tarde, cobrando ahora sentido como espacio y como arquitectura.
La actuación que propone Ensamble Studio es acercarse a la naturaleza mediante intervenciones mínimas para la creación de nuevos espacios, dejando el lugar prácticamente intacto, y siendo estos los que proponen la distribución de la vivienda. Antón García-Abril y Débora Mesa han priorizado la búsqueda de la conexión con la naturaleza, respetando el medio ambiente y dejando la arquitectura en segundo plano.
Como la propia descripción del proyecto afirma: “Si la historia de la civilización ha evolucionado en gran parte trascendiendo la idea en obra, en Ca’n Terra, se invierte el proceso y se transforma la historia en arquitectura”.
“Aparece la arquitectura y podemos habitar. En lugar de la acción imponente que muchas veces ejercemos sobre el entorno, proponemos un viaje al ser interior de la materia y reconocer la belleza de los espacios que esperan ser vividos. Este es un proyecto que busca audazmente el equilibrio entre naturaleza y artificio, entre historias y tiempos, entre personas y medio ambiente.”
El estudio explora estrategias innovadoras a la hora de afrontar el proyecto, centrándose en el proceso. A partir de un exhaustivo estudio del material, mediante el escaneo con tecnología láser, la cual permite la generación de un modelo 3d de la estructura interior de la cantera, mediante el rastreo de millones de puntos de información provenientes de la superficie de la piedra. Una vez generado el modelo 3d se pudo analizarla y modifica el uso de sus espacios, dando lugar a unas salas para contemplar la naturaleza, y volviendo a ser habitada.
El proyecto destaca por la verticalidad de sus paredes y el carácter poroso de la piedra de Marés. La superficie de la piedra tuvo que ser limpiada por la gran cantidad de suciedad y moho que tenía acumulada. También se realizaron tres tragaluces, que se tallaron en los espacios más oscuros, para proporcionar de iluminación natural y ventilación a los espacios interiores de la cantera. Los espacios se delimitan mediante cortinas translúcidas para darle privacidad a ciertas zonas.
Las instalaciones se ocultan mediante unas losas coladas que se adaptan a la topografía del lugar y se integran perfectamente con la piedra natural, gracias a la utilización de cemento con polvo de Marés. La vivienda se encuentra desconectada de la red y funciona de forma autónoma mediante paneles solares y una cisterna de agua.
Antón García-Abril y Débora Mesa resumen el proyecto como “La importancia de la sostenibilidad sobre la arquitectura, la naturaleza sobre lo construido es lo que caracteriza este proyecto, que busca investigar en la historia para darle un nuevo uso a lo ya edificado.
Disponen en Baleares alguna otra cantera que se pudiera usar de vivienda