El Park Hotel es un histórico hotel de 3 estrellas situado en una de las zonas más emblemáticas de Barcelona, el Born. El edificio, construido entre los años 1950 y 1953 por Antoni de Moragas i Gallissà fue reformado en 1991 bajo la dirección de su hijo Antoni de Moragas Spa e Irene Sánchez. Fue uno de los primeros edificios del movimiento neorracionalista de la Europa de la postguerra, y está inscrito como Bien de Interés Cultural (BCIL) en el Inventario del Patrimonio catalán. Por su estructura, por la composición de la fachada, con elementos estructurales a la vista, y por los materiales utilizados está considerado como uno de los edificios de mayor interés arquitectónico de los construidos en Barcelona durante los años cincuenta del siglo XX.
El hotel Park se sitúa justo delante de la Estació de França, en el tejido histórico de Ciutat Vella, entre las calles de Sant Joan y del Rec, en una parcela muy estrecha y alargada. Previamente Moragas había hecho un proyecto para el mismo cliente y en el mismo emplazamiento, en el que además de hotel había oficinas y almacén. En la solución definitiva del hotel, en cada uno de los pisos superiores, un corredor central da acceso a las habitaciones a los dos lados. En la planta baja se encuentra el vestíbulo y el bar-restaurante, y en las dos plantas inmediatas, los salones y comedores, con grandes vitrinas que contrastan con las aberturas dosificadas en las habitaciones.
El solar donde se construyó el Hotel fue determinante para la adopción de algunas de las soluciones proyectuales más importantes. Por una parte, la proporción del solar, muy estrecho respecto a la fachada principal, fue clave para llegar a una fachada en la que, para disimular esta falta de espacio, dejó sin cerrar los laterales de las terrazas y dejó vistos los pilares. Por otro lado, el paso de una antigua conducción del Rec Comtal, dió lugar a la utilización de una estructura mixta, puntual en la avenida Marqués de l'Argentera y con muros de carga en el resto.
La estrecha fachada en la calle del Marqués de Argentera es muy expresiva, esta expresividad se consiguie manifestando la estructura, unos bellos pilares y una jácenas con los extremos en voladizo. Los planos de los forjados que sobresalen enfatizan la dinamicidad de la composición de la fachada, como también los muros del coronamiento inclinados. Los muros de cerramiento y la estructura se diferencian claramente, siguiendo uno de los principios básicos de la obra de Moragas: que la estructura se diferencie siembre de la decoración.
El lenguaje utilizado en este edificio se basa en la sistematización de una delimitada serie de elementos domésticos de la vivienda barcelonesa: ventanas, balcones, alféizares, forjados y muros trazados de manera rigurosa, pensados de manera que cada elemento constructivo y funcional se exprese con un material diferente: las líneas de los forjados y las jácenas, de hormigón; los muros, de ladrillo, los alféizares recubiertos de cerámica de colores; los muros de formas geométricas con recubrimiento vítrico; la carpintería metálica. Un lenguaje propio en el que se sintetizan formas internacionales con las propias tradiciones, y que permite integrar el edificio en su entorno sin renunciar a su modernidad, y que aún hoy en día muestra este difícil equilibrio de integración al entorno y expresión de su propio tiempo.