Los arquitectos Carlana, Mezzalira y Pentimalli firman la nueva biblioteca de Bressanone, un edificio que engloba lo nuevo y lo histórico creando un espacio público de cohesión para la ciudad
El nuevo edificio para la biblioteca de Bressanone es obra de los arquitectos Carlana, Mezzalira y Pentimalli y se sitúa en el corazón del centro histórico de la ciudad más antigua del Tirol, muy cerca de la Catedral.
El nuevo edificio se extiende, como si de un organismo vivo se tratara, para formar un nuevo equipamiento recuperando y anexando los edificios existentes de la Ex Hacienda, una parte del Ex Juzgado y una parte de la Ex Cárcel. De esta manera, los arquitectos crean un conjunto de espacios contemporáneos y acogedores nuevos a disposición de la ciudad para aprender y compartir.
El proyecto también incluye la redefinición de los espacios exteriores existentes y de un jardín, antes privado y de propiedad del obispo, creando así un nuevo espacio urbano con una fuerte identidad cultural y con el objetivo de reforzar la cohesión social.
En palabras de sus autores: “No es una biblioteca para entenderla como un gran contenedor de libros, al contrario. Es una obra bien enraizada en el contexto, concebida para acoger y generar relaciones humanas, intercambios, cruces de diferentes culturas, prácticas y épocas”.
El nuevo edificio representa una intervención muy respetuosa con el contexto, estableciendo una relación entre lo nuevo y lo viejo como si fuera un árbol que conecta con sus ramas los edificios existentes. De ahí el nombre con el que los arquitectos han bautizado el proyecto Kulturbaum, árbol de la cultura. La analogia del árbol sigue también en el interior con la creación de una corteza que envuelve el espacio y que es donde se ubican la mayor parte de los servicios: la distribución vertical, los aseos, el mobiliario con librerías, etc., para poder liberar el espacio de las obligaciones funcionales.
Otra característica importante del edificio es la versatilidad de sus espacios y la gestión del uso de la biblioteca. El complejo puede ser permeable de forma parcial o total según la necesidad de uso, permitiendo utilizar los edificios históricos que lo conforman de manera autónoma, adaptándose a múltiples funciones y eventos con diferentes organizaciones.
Los edificios existentes han sido rehabilitados para potenciar su carácter antiguo favoreciendo al mismo tiempo un alto grado de flexibilidad que permitiera albergar diferentes actividades para el público.
El acceso al nuevo edificio se realiza a través de la infoteca y la recepción situadas en un espacio muy amplio y con cuádruple altura. En la zona sur se sitúa una hemeroteca que puede ser utilizada de forma independiente.
En el primer piso, encontramos el área de narrativa, concebido como un grande espacio abierto, la zona infantil y juvenil, el área de música con un archivo, una ludoteca y una sala polivalente, además de las oficinas internas de la biblioteca.
El segundo piso alberga principalmente el área de ensayo y no ficción, y en la tercera planta se han ubicado espacios para actos literarios y una sala polivalente.
Otro punto de fuerza del proyecto es la especial atención prestada a la iluminación natural del edificio, elemento de fundamental para la lectura y la correcta conservación de los libros. El muro a sur es ciego para evitar la entrada de luz directa, y ha sido dotado de un grande muro librería que ocupa toda la altura del edificio.
Asimismo, el proyecto introduce un elemento típico y característico de la arquitectura del lugar, los erker, ventanales mirador que sobresalen de las fachadas de los edificios y que en este proyecto han sido reinterpretados en clave contemporánea. Dos de ellos, muy grandes, favorecen vistas estratégicas hacia el centro de la ciudad y los edificios más icónicos de Bressanone, la Torre Blanca, el campanario de la Catedral y el Palacio Episcopal.
Estos grandes erker forman una serie de espacios muy acogedores donde leer de forma relajada y admirar el paisaje. De esta forma, la biblioteca se concibe como un verdadero espacio público, y estar en el nuevo edificio es como estar en uno de los espacios del centro de la ciudad.
El edificio, de una gran complejidad geométrica y volumétrica, conecta el tejido histórico con los actuales usos contemporáneos, convirtiéndose en un nuevo espacio público de gran calidad para la ciudad y sus habitantes.
Carlana Mezzalira Pentimalli
Escrito por Aina Pérez i Verge desde TURÍN
Fotografías de Marco Cappelletti