Centro de reuniones en Grândola, Portugal. Fotografía: Nelson Garrido.El estudio portugués de los hermanos Manuel y Francisco Aires Mateus, discípulos de Gonçalo Byrne, goza de proyección y prestigio internacional gracias a su arquitectura blanca, caracterizada por juegos de volúmenes con rasgaduras o huecos que comparten el protagonismo con el sólido y configuran los espacios de sus singulares obras, donde la luz juega otro papel de relevancia.
Entre el amplio abanico de su obra construida, destacamos dos de sus últimos proyectos, el Centro de reuniones de Grândola (2016), en Portugal, y la Facultad de Arquitectura de Tournai (2017), en Bélgica.
El primero de ellos lo constituye un gran prisma blanco de planta cuadrada, con un área de 670 m2, concebido como un macizo que se vacía en su interior para albergar el espacio principal, relegando la masa al perímetro de la planta, donde se intercalan otros espacios menores que responden a las exigencias del programa.
Múltiples planos diseccionan el volumen del prisma en el espacio central, creando un complejo techo plagado de aristas entrantes y salientes definidas por la intersección de los mismos, otorgando de personalidad al espacio central.
De algunos de estos planos se cuelgan cortinas blancas, manteniendo la monocromía y pureza del espacio, que permiten la división de la sala para albergar reuniones con distintos aforos según las necesidades.
Las fachadas, que forman parte del macizo perimetral del edificio, se componen de huecos aristados, que recortan nuevamente el volumen, materializando los huecos de ventanas y accesos al recinto, que introducen la luz hacia el espacio interior.
Imágenes: Nelson Garrido
En el caso de la Facultad de Arquitectura de Tournai, encontramos los mismos criterios aplicados a la hora de concebir el edificio, tratándose en este caso de una pieza longitudinal que une tres edificios preexistentes de diferente tipología y época, dos edificios de carácter industrial que albergan las aulas y la biblioteca, y un antiguo hospital donde se ubica el área administrativa.
La nueva pastilla consigue la conexión de los mismos a todos los niveles, y además de ejercer de espacio de relación y comunicación, dispone de un nuevo y monumental vestíbulo y un auditorio, así como de nuevos espacios exteriores, creando una especie de atrio al cerrar el perímetro de los edificios existentes, llegando hasta la calle trasera.
El respeto y diálogo que se produce entre el nuevo edificio y sus vecinos es máximo, creando rasgaduras que indican de un modo sutil los límites de ambos, a pesar de ser más que evidentes.
El vestíbulo, espacio al que se accede a través de un gran recorte de la fachada principal, dispone de una doble escalera helicoidal de hormigón, que con su escultórico trazado comunica con las plantas superiores.
El auditorio se sitúa en la planta baja, dentro de una "caja" con "tejado a dos aguas", que otorga una imagen doméstica al espacio.
Los acabados tanto interiores como exteriores mantienen la monocromía y continúan fieles al blanco que caracteriza la arquitectura de Aires Mateus.
Imágenes: Tim Van de Velde
