El proyecto de Fernando De Retes para la Fundación Parque Científico de Murcia, en Espinardo, por el que obtuvo el premio regional de Arquitectura en octubre de 2014, se basa en la reutilización de tres edificios preexistentes en desuso, apostando por la sostenibilidad de los edificios públicos, consiguiendo a su vez una arquitectura contemporánea de gran expresividad mediante la creación de una envolvente liviana que, además de proporcionar un carácter unitario al edificio, integra un conjunto de pasarelas que permiten su conexión a todos los niveles.
Uno de los puntos clave de la intervención es el concepto del patio como punto de encuentro y relación social, a la vez que de reflexión. Por ello, los tres edificios se envuelven con una estructura que ejerce de nueva piel para el conjunto, materializando el cerramiento faltante del patio central, cuyos lados restantes los configuran los edificios existentes, y crea otros dos patios laterales traseros.
El patio central, el principal, se concibe como espacio de relación y descanso, integrando y respetando el arbolado existente, disponiendo además una lámina de agua que colabora en la creación del microclima necesario para contrarrestar las altas temperaturas de la zona. A su vez, las pasarelas de la fachada libre disponen de pequeñas plataformas a modo de mirador que permiten la contemplación del paisaje circundante, con la ciudad de Murcia como telón de fondo, al otro lado de la A7 a la que hace frente el conjunto.
Los otros patios, de tamaño mucho más reducido, están concebidos con carácter de servicio, albergando los núcleos de circulación vertical y los espacios de recepción y control.
El otro elemento clave de la intervención es la envolvente, que no sólo determina la potente imagen del conjunto, sino que resuelve tanto criterios estéticos como funcionales. Se trata de una triple piel, configurada por el cerramiento existente, la fachada trasdosada ventilada, que integra todas las instalaciones de los edificios, y la estructura exterior de chapa, que mantiene una conexión visual directa con el entorno, a la vez que permite un mayor control del soleamiento.
Las pasarelas que se disponen entre las dos pieles exteriores de nueva creación, de 2,1 m de ancho, resuelven tanto el paso de instalaciones, todas ellas registrables, como la accesibilidad y conexión entre los distintos edificios del conjunto, garantizando también su correcta evacuación.
De los espacios interiores cabe destacar la cafetería y el salón de actos, íntimamente relacionados con los patios gracias a la transparencia de la fachada.
El proyecto planteaba en sus inicios la extensión de la idea de las pasarelas para la conexión con el resto de edificaciones, pero la misma no ha sido llevada a cabo a día de hoy.
http://www.retesarquitectos.org/obra/Parque-cientifico.html
Imágenes: David Frutos