Según la Asociación sin ánimo de lucro Green Building Council, la temperatura ideal a la que se deberían encontrar los espacios es de 21 grados, una temperatura recomendada también por el Instituto de Diversificación y Ahorro Energético (IDAE) que, año tras año, con los picos de calor y frío, lo ha ido recordando en sendas campañas de comunicación.
Esta temperatura es común para todos: negocios, bares, edificios públicos u oficinas, aunque la escena de encontrarse a personas con chaqueta en verano y en manga corta en invierno, suele ser más frecuente de lo que debería.
Este hecho se da con más frecuencia en las oficinas, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas, donde el subir y/o bajar la temperatura del aire acondicionado se puede hacer de manera manual y donde existe un grupo heterogéneo de personas, ya que el frío o el calor no es percibido de igual forma por todos los individuos, entrando en juego aspectos como el sexo o el índice de masa corporal.
La temperatura es uno de los factores externos que más influye a la hora de desarrollar las tareas, pudiendo llegar a provocar, como consecuencia, estrés térmico, el cual reduce considerablemente los índices de confort y baja los niveles de productividad.
Las oficinas toman medidas para evitar esta situación y buscan crear espacios de trabajo amables y confortables. Algunas de éstas tienen que ver con un uso responsable de energía, bajando la temperatura de manera natural a través de facilities como el uso de cortinas de interior de tejido metalizado de control solar, que permitan pasar la luz, sin que lo haga el calor.
El uso de este tipo de cortinas, como las que nos ofrece Verosol, a la vez que homogeneíza la fachada, puede llegar a conseguir reducir la temperatura del espacio hasta 6 grados, y lograr incluso un 82% de reflexión solar, dependiendo del tejido.
En este sentido, es el proceso de metalización lo que marcará la diferencia, aplicando una nano capa de aluminio puro a un sustrato textil, con el objetivo de conseguir las mejores prestaciones para llevar a cabo su función de control y reflexión solar, permitiendo la visión exterior y eliminando el deslumbramiento.
Estas medidas redundan, además, en la entera sociedad al reducir las emisiones de CO 2 lanzadas a la atmósfera por el uso desmesurado del aire acondicionado.
Igualmente, conseguir un espacio confortable de forma natural tiene consecuencias positivas para la actividad de la empresa, ya que el índice de confort está íntimamente relacionado con el nivel de productividad y bienestar personal y laboral.