Orquideorama es el nombre con el que se conoce a la cubierta flexible en la que se exhiben las orquídeas del jardín Botánico de Medellín, Antioquía, Colombia. Su estructura se mezcla con la naturaleza del jardín. Este edificio sustituye a uno anterior de carácter industrial que se encontraba en mal estado de conservación.
Fruto de un concurso que convocó el propio Jardín Botánico, la propuesta ganadora debía resolver un espacio sumamente flexible que no sólo albergara las flores sino también todo tipo de eventos sociales y culturales. Así los arquitectos ganadores, grupo formado por los estudios PLAN B y JPRCR, proyectaron una gran cubierta, de composición fractal y modular que cubre 4200 m2 de espacio.
Se plantearon la estructura a partir de la relación entre arquitectura y organismos vivos, sin marcar la diferencia entre natural y artificial. Así partiendo de patrones geométricos flexibles que se encuentran en la naturaleza, como el panal o el tejido celular, establecieron un módulo en planta al que llamaron flor-árbol, conformado por siete hexágonos. Su repetición definió el crecimiento, la extensión, el perímetro y la organización del programa.
Los arquitectos propusieron construir el Orquideorama igual que se siembra un jardín, donde una flor va creciendo junto a la otra hasta formar un conjunto de flores-árbol que definen un espacio. Este sistema modular de agregación permite la flexibilidad que el programa necesite, es por ello que podría continuar creciendo si fuese necesario.
Crean un espacio semejante a un amplio bosque en sombra. Sustentado por troncos huecos que albergan patios, éstos ayudan a controlar la temperatura, la humedad y la recolección de agua.
Estos troncos huecos se construyen con seis columnas metálicas que definen cada patio y resuelven el paso de instalaciones. La estructura de los pétalos, que forman la cubierta en sí, es de vigas metálicas de alma vacía. Tronco y pétalos quedan cubiertos por listones de madera de pino proveniente de cultivos reforestados, consiguiendo de esta manera un tejido traslúcido, con cualidades lumínicas y ambientales semejantes al follaje de los árboles del Jardín.
Además se diseñó un pavimento de hormigón capaz de mantener la humedad necesaria para el adecuado desarrollo de las plantas tropicales.
El módulo flor-árbol resuelve estructura, función y forma, de su agregación, colonizando el terreno, nace un agradable espacio para las orquídeas.
© Fotos Sergio Gómez, Cristóbal Palma, Verónica Restrepo, Iwan Baan, Felipe Mesa
© Planos PLAN B (Felipe Mesa + Alejandro Bernal) + JPRCR arquitectos (Camilo Restrepo + JPaul Restrepo)
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