Arquitectura industrial convertida en museo que conmemora la contribución de sus trabajadoras durante la Segunda Guerra Mundial.
En la ciudad de Richmond, en las cercanías de san Francisco, se encuentra el edificio Rosie the Riveter Visitor, un espacio resultado tras la rehabilitación y restauración de uno de los complejos de ensamblaje Ford, una fábrica de automóviles que sirvió como centro de fabricación Ford de la costa oeste desde el año 1931 al año 1955. Durante la segunda guerra mundial la planta Ford realizaba montajes por las que fueron conocidas como Rosie the Riveters , mujeres metalúrgicas y mecánicos que contribuyeron en la guerra. Hoy en día, gracias a los trabajos del equipo de arquitectos Marcy Wong Donn Logan Architects , la antigua fábrica de ensamblaje se ha convertido en un centro de visitantes que conmemora la contribución de estas mujeres.
Un edificio de ladrillo de 1.156 metros cuadrados diseñado por el arquitecto Albert Kahn y terminado en 1931, la fábrica era originalmente energéticamente independiente, su electricidad era producida mediante vapor-conducido de la sala de calderas del complejo. Su estructura sencilla constaba de un salón central con una habitación grande a cada lado. La sala norte se encuentra sobre un pavimento de cemento, una losa elevada apoyada por un entramado de columnas de cemento armado que conforma un sótano bajo ella. El hall central y el correspondiente espacio inferior contenían los antiguos equipos de bombeo, y las salas adyacentes en ambos niveles los grandes tanques de almacenamiento de aceite.
Con el objetivo de mantener el carácter original del edificio, los arquitectos mantuvieron los materiales originales y rehabilitaron la estructura existente, realizando solamente las intervenciones necesarias para cumplir con el programa del museo. En la planta baja, se cortaron aberturas en el muro entre la salas para crear un único espacio donde albergar la entrada principal, información turística, tienda del Museo y exposiciones, manteniendo intacta la gran sala norte como sala de exposiciones principal.
Jugando con el entramado de columnas creado en el espacio sótano, los arquitectos subdividieron la planta en un teatro, un aula, una sala de biblioteca y relax, y un amplio pasillo que da acceso a los aseos y a una escalera central y ascensor. Como materiales elegidos para su nuevo diseño destacan la madera reciclada que envuelve el espacio de teatro, las mamparas de vidrio que se asientan entre las columnas cerrando el aula y la biblioteca, acero para las barandillas de la escalera de metal perforada y los marcos negros e puertas y ventanas, cemento estructural, ladrillo rojo y canalizaciones vistas que recuerdan su original diseño industrial.
Un proyecto de rehabilitación que ofrece una segunda oportunidad a un espacio lleno de historia, y aporta mejoras mientras mantiene su originalidad.
©Marcy Wong Donn Logan Architects