Un pequeño bosque en Niigata, Japón, alberga un innovador proyecto arquitectónico: una pastelería que se integra con su entorno natural mediante un diseño que difumina los límites entre interior y exterior. Este edificio, obra de Studio Takuya Hosokai, ofrece una experiencia sensorial única inspirada en el paisaje
Situado dentro de un paraje rural de vegetación dispersa capaz de filtrar la luz del sol de forma idílica, encontramos este nuevo establecimiento para la venta de pasteles de queso estacionales. El edificio, ubicado en las cercanías a la localidad de Kurotori (Niigata, Japón), se erige como un diálogo sutil entre arquitectura y naturaleza.
La parcela del pequeño bosque que acoge el proyecto, junto a la primera propiedad del cliente, cuenta con una superficie total de 4.500 metros cuadrados, y se conservó cuidadosamente buscando preservar su identidad y atmósfera.
El diseño del estudio de arquitectura Studio Takuya Hosokai, busca eliminar la frontera entre interior y exterior, desdibujando los límites tradicionales mediante la extensión y desplazamiento de elementos estructurales como marcos, muros y losas.
La estructura de madera juega un papel clave, donde cada material mantiene su pureza, evitando la fusión total para conservar la claridad de las texturas. Esta decisión enfatiza la sensación de estar inmerso en el bosque, donde los visitantes pueden observar bajo sus pies raíces y el follaje reposando encima.
La arquitectura no solo integra el edificio con el entorno, sino que también juega con la percepción espacial a través de la elevación de cada planta y la rotación de los espacios a 45 grados, generando cuatro ejes que producen una sensación de desorientación controlada. Este recurso permite que el visitante pierda el sentido convencional de la orientación y se entregue a una experiencia envolvente, ayudando a los visitantes a desconectar de su vida cotidiana y experimentar el bosque desde el interior.
Elevado del suelo, el edificio ofrece un punto de vista inusual que potencia la conexión con la naturaleza y la contemplación del paisaje desde dentro. La geometría orgánica, que recuerda a ramas extendiéndose hacia el sol, contribuye a una percepción espacial compleja pero armoniosa, donde el usuario se siente parte de un organismo vivo.
En definitiva, la obra de Studio Takuya Hosokai redefine la relación entre el espacio construido y el entorno natural, combinando técnicas arquitectónicas y estrategias sensoriales para crear una experiencia única en la que la arquitectura no solo alberga, sino que se funde con el paisaje.
Fotografía de Naomichi Sode
Escrito por MariaJosé Sanz desde Yokohama