Rotterdam disfruta de su reciente ayuntamiento, una escultura arquitectónica convertida en un espacio multifuncional consciente con el medio ambiente, un proyecto del estudio de arquitectura internacional OMA.
Con apenas un año de vida, la ciudad holandesa de Rotterdam disfruta de su nuevo ayuntamiento, una edificación concebida como un conjunto de repeticiones modulares con espacios destinados a diferentes actividades que conviven en perfecta armonía. Un edificio en el que podemos encontrar los servicios municipales propios, espacios de oficinas, además de viviendas.
El proyecto, conocido por el nombre de Timmerhuis, ha sido desarrollado por el despacho de arquitectura internacional OMA. El equipo de arquitectos ha sido capaz de crear una escultura arquitectónica mediante la composición de pequeñas células las cuales consiguen crear una impresionante forma que permite sutilmente adaptase y encontrarse con el antiguo edificio municipal, el Stadstimmerhuis una edificación del año 1953, que rodea por ambos lados al Timmerhuis. Tras la intervención, el nuevo ayuntamiento es una gran edificación que se deja ser admirada desde el Coolsingel, una de las principales arterias de Rotterdam.
La nueva edificación dispone de un innovador sistema estructural que genera la máxima eficiencia y versatilidad en la construcción. Las unidades superiores donde encontramos los espacios de oficina y vivienda son lo suficientemente flexibles como para cambiar su uso como y cuando se desee. En las plantas superiores, terrazas verdes ofrecen la posibilidad de un apartamento con jardín en el centro urbano. Y en cuanto al nivel de la calle, la estructura diseñada con un generoso espacio abierto, creada a partir de módulos internos, fomenta la apertura, circulación y conexión entre el Timmerhuis y la ciudad.
A pesar de su diseño innovador, el Timmerhuis respeta en todo momento la historia arquitectónica de la ciudad de Rotterdam. La edificación intenta mediar entre los edificios que la rodean y se integra con las edificaciones vecinas manteniendo las misma altura, mientras que la altura del zócalo de 20m se ajusta al circundante.
Como parte importante del proyecto, el concepto de flexibilidad comparte protagonismo con la sostenibilidad, llegándose a considerar el Timmerhuis como el edificio más sostenible del país hasta el momento. La fachada del edificio se diseñó como un muro cortina con triple esmaltado translúcido que utiliza alta tecnología de aislamiento que permite una gran eficiencia energética sin precedentes. Además, dos grandes atrios, los cuales actúan como pulmones, están conectados a un sistema climático que almacena calor en verano y frío en invierno, y según se requiera, esta energía es liberada como aire caliente o frío a lo largo del año.