El arquitecto Nikola Bašić es el principal artífice de este impresionante conjunto arquitectónico e instrumento musical experimental ubicado en la costa de la ciudad croata de Zadar.
Como ya lograron el escultor Eduardo Chillida y el arquitecto Luis Peña Ganchegui en “el peine del viento” de San Sebastián, esta actuación ha sabido captar y ensalzar la fuerza del lugar y manifestar la estrecha vinculación que puede llegar a existir entre la arquitectura y los sentidos.
La intervención dota de mayor interés, si cabe, a un lugar con una ubicación ya privilegiada. Más allá de plantear una interesante actuación para resolver la transición entre el paseo y el mar, el arquitecto crea un espacio de estancia y relajación.
En un ejemplo de trabajo interdisciplinar, el autor contó con la colaboración de profesionales de hidráulica y música para desarrollar el proyecto.
La actuación tiene 70 m de largo y se divide en 7 escalinatas. Cada una de ellas se adapta al terreno con un número decreciente de peldaños, pasando de ocho a dos peldaños en cada uno de sus extremos. Oculto bajo las escalinatas se esconde el órgano.
El agua y el viento entran a través de los agujeros al pie de los peldaños, donde son redirigidos a cámaras resonantes. Mediante una serie de conductos, túneles y aperturas al mar y peldaños superiores, la energía de las olas crea una música azarosa aunque con notas totalmente armonizadas y relajantes.
Escucha el sonido del órgano.