La nave de la música está dedicada a la música en todas sus variantes, ocupa la Nave 15 de Matadero Madrid. Desde su apertura en 2011 su programación se dirige a la creación y exhibición de música contemporánea. Un espacio de intercambio y relación que ofrece escenarios imprevistos para la comunidad que lo habita.
La Nave 15 se restauró para albergar la Reb Bull Music Academy en 2011, nació casi como un proyecto de emergencia ya que aquel año debía celebrarse en Tokyo pero tras el terremoto y posterior desastre de Fukushima se decidió que el certamen se realizaría en Madrid, en sólo 5 meses se debía habilitar un espacio en Matadero Madrid, antiguo conjunto industrial de principios de s. XX convertido en espacio de creación, como sede del evento.
© Fotos Luis Díaz Díaz
Según los arquitectos, María Langarita y Víctor Navarro, el proyecto comparte la lógica de una matrioska en muchos sentidos, en sentido físico porque un espacio queda contenido dentro de otro más grande y en sentido temporal porque unos espacios cobran sentido dentro de otros. El planteamiento fue el de proyectar una aldea de la música dentro del edificio industrial. Una mini ciudad ajardinada que cuenta con un estudio de radio, otro de grabación profesional, un pequeño escenario para conciertos, nueve salas de ensayo, sala de reuniones, cafetería y oficinas.
© Fotos Miguel de Guzmán
La propuesta de los arquitectos se desarrolló bajo una serie de criterios de acción, debía responder a plazos cortos y a un presupuesto muy ajustado, se construyó en menos dos meses y con soluciones de construcción ligera, estandarización y adaptabilidad. Se respetó la nave histórica existente, ésta es un espacio diáfano de unos 4.700 metros cuadrados abierto al exterior, de estructura metálica y fachada de ladrillo, la nave protegida se dejó tal cual solucionando el programa con piezas pequeñas distribuidas en su interior.
© Fotos Luis Díaz Díaz
La distribución del programa se hizo de modo que pudiese reconfigurarse y utilizarse para todo tipo de eventos futuros. Las condiciones acústicas condicionaron tanto las geometrías como la elección de materiales y soluciones constructivas. La temporalidad con la que nació el proyecto supuso que los arquitectos lo desarrollasen de modo que pudiese ser desmantelado fácilmente sin dejar rastro, toda actuación es reversible y reciclable.
© Planos Langarita Navarro Arquitectos
Este espacio es sin duda uno de los mejores ejemplos en Madrid de nueva arquitectura que trabaja a partir del reciclaje y lo existente, con limitación de recursos pero diseñado con un mimo especial y cuidando cada detalle. Los arquitectos contaron con la colaboración del diseñador mexicano Jerónimo Hagerman. Actualmente este espacio se encuentra cerrado por reformas, esperemos reabra sus puertas pronto.
© Fotos Miguel de Guzmán